EL MOMENTO IMPERFECTO

Un futuro deslumbrante. Las desbordantes ganas de vivir de una joven de 18 años. El entusiasmo desmedido ante unos estudios universitarios que colman su vocación... Y un diagnóstico aterrador: un tumor cerebral prácticamente incurable. En El momento imperfecto, su protagonista, Hache, hace partícipe al lector de los colosales vaivenes emocionales ante una enfermedad que casi seguro acabará con su vida pero que no le impide soñar y ser feliz con lo que esta le ofrece mientras viva. Todo el mundo espera el momento perfecto; la situación idónea o el instante oportuno para acometer algo. Pero ese momento perfecto es ahora, proclama vehementemente la protagonista. Es tal vez un momento «imperfecto», pero es mejor que esperar: hay que agarrarlo con fuerza, no posponerlo más. Lo dice alguien que sabe que apenas queda tiempo. El momento imperfecto ve la luz cuando Hache ya ha fallecido. Sus padres fueron depositarios de este testamento vital tan crudo como luminoso, y con su publicación colman la aspiración de su hija. Hache cuenta con suma precisión los detalles de la enfermedad, de la permanente asistencia hospitalaria, de los momentos de desánimo. Pero lo hace contando, también, lo maravilloso que es su entorno familiar, sus amigos. La vida.