Sinopsis de EL PRESIDENTE; LOS FAMOSOS; LA PAZ REINA EN LAS CUMBRES
Tres obras teatrales muy distintas, que cierran la publicación del teatro de Bernhard en español. El Presidente ha sido unánimemente considerada como la pieza más “política” de Thomas Bernhard, que no se distinguió precisamente por la claridad de sus opiniones políticas. Un trasfondo filoanarquista le sirve aquí para presentar las relaciones entre un dictador atemorizado y un pueblo que quiere respirar. De paso (como en Una fiesta para Boris) la obra refleja el abismo existente entre amos y criados, la relación más elemental de poder. Los famosos es una curiosidad bernhardiana. Thomas Bernhard demuestra su erudición, quizá excesiva para el espectador de hoy, y presenta sarcásticamente las relaciones entre la ópera, el teatro y el mundo “real”. Los famosos es una obra maldita en los escenarios que, sin embargo, ha atraído a más de un director. La paz reina en las cumbres, por último, es un producto bernhardiano al cien por cien. Citas, sátiras y alusiones componen un texto complejo en el que la sombra de Nietzsche parece evidente. Una obra para lectores amantes de Bernhard o para los que tienen la suerte de no saber todavía nada de él.
Ficha técnica
Traductor: Miguel Saenz
Editorial: Hiru Argitaletxea
ISBN: 9788495786845
Idioma: Castellano
Número de páginas: 391
Tiempo de lectura:
9h 19m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 16/12/2005
Año de edición: 2005
Plaza de edición: Es
Colección:
SKENE
SKENE
Número: 60
Especificaciones del producto
Escrito por Thomas Bernhard
Thomas Bernhard es uno de los escritores austriacos más importantes de todos los tiempos. Nació en Heerlen (Países Bajos), el 9 de febrero de 1931. Toda su obra, cargada de ácida ironía, se caracteriza por su manifiesto pesimismo sobre el género humano, y su obsesión por la muerte y la autodestrucción. Se mostró muy crítico con la sociedad contemporánea, sobre todo en las obras autobiográficas que publicó a partir de 1975, a la que identifica con una época sin referencias en la que ya no se puede creer en nada. Tal crítica la centró sobre todo en su país, Austria, con el que mantuvo durante toda su vida una especial relación de amor-odio que se extendió hasta más allá de su muerte. Al fallecer, el 12 de febrero de 1989, en Gmunden (Austria) dejó expresa su última y sorprendente voluntad: prohibió durante la vigencia de sus derechos de autor (setenta años) toda representación, publicación o impresión de su obra en Austria. Sus restos reposan en Viena en una tumba sin nombre, también por deseo expreso. Entre los premios recibidos a lo largo de su carrera, cabe destacar el Nacional de Literatura austriaco, en 1967.