Para todos los cristianos en general y para los sacerdotes en particular, ve la luz este libro de sencillas meditaciones nacidas del estudio de las Escrituras, la oración y reflexión en el seno de la comunión eclesial, y el amor a la Eucaristía. No en vano, en ella celebra la Iglesia la obra de Dios tal como aconteció y se reveló en el Hijo, enviado en una carne semejante a la nuestra. Mediante la Eucaristía, como afirma el concilio Vaticano II, «la Iglesia vive y crece continuamente». Partiendo, como paso previo, de algunas dificultades de los cristianos de hoy para vivir con hondura el sacramento del cuerpo y sangre de Cristo, se evocan en primer lugar las figuras de la Eucaristía en el Antiguo Testamento. Así se entiende cómo la cena del Señor abre una nueva etapa de las relaciones de la humanidad con Dios, comunión de personas. Ante la luminosidad que se irradia en el sacramento del amor, se invita al discípulo a superar la lógica de la razón, incluso la religiosa. Las reflexiones continúan abordando diferentes aspectos del memorial de la nueva alianza (banquete pascual del amor, construcción de la Iglesia, comunión con el Cristo total), con especial incidencia en la vida del creyente. Las últimas meditaciones –«la presidencia de la Eucaristía» y «el apóstol como persona eucarística»– desarrollan algunos elementos de una espiritualidad sacerdotal enraizada en el dinamismo de la cena del Señor.
Ficha técnica
Editorial: Sigueme
ISBN: 9788430115402
Idioma: Castellano
Número de páginas: 192
Tiempo de lectura:
4h 31m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 24/08/2004
Año de edición: 2004
Plaza de edición: Es
Número: 191
Peso: 250.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Antonio Bravo
Antonio Bravo Tisner nació en 1942 en Angües (Huesca). Ordenado en 1965, pertenece a la Sociedad de los sacerdotes del Prado. Durante un año fue responsable de seminaristas españoles en Lyon, para más tarde trabajar en su diócesis como prefecto de teólogos y filósofos en el Seminario, y como consiliario de JOC/F. Entre 1968 y 1983 fue coadjutor y párroco en Madrid, siendo además, sucesivamente, responsable nacional de los sacerdotes del Prado, profesor del Centro de estudios del Seminario de Madrid y delegado episcopal de evangelización de la diócesis. Elegido en 1983 general de la Sociedad de los sacerdotes del Prado, desempeñó su mandato hasta el año 2001. Desde entonces, ha seguido colaborando en la formación, a través de conferencias y encuentros de espiritualidad.