El psicoanálisis ha supuesto un fuerte impacto en la visión del ser humano que pudieramos tener antes de Freud. Constituye, sin duda, una revolución antropológica de la que la filosofía y otras ciencias humanas se hicieron eco, pero que no encontró siempre en la teología y la espiritualidad la misma resonancia. Miedos y fantasmas de todo tipo impedían dejarse interrogar por la gran cuestión psicoanalítica del inconsciente. En esta obra, el autor pretende precisamente abrir el campo de la experiencia cristiana a dicha interrogación, planteando de modo incisivo lo que puede significar de cara a temas tan fundamentales como la imagen de Dios, la salvación, el pecado, la figura de María, etc. Pero, dado que esencialmente se trata de interpelar una experiencia y no de establecer una mera especulación teórica (tantas veces de carácter defensivo), se abordan tambien cuestiones como las de la eventual sanidad o patología de las experiencias de fe, las relaciones íntimas entre la vida del deseo y la creencia, el papel de la angustia en el desarrollo de la religiosidad o las diversas modalidades de la identidad creyente. El lector podrá comprender a partir de estas páginas que el psicoanálisis no viene ni a negar la fe ni a confirmarla: ninguna de ambas cosas le compete. Vien