"Desde su primer libro de poesía Evohé, publicado en 1971, hasta La ronda de la vida, editado en 2023, Cristina Peri Rossi ha creado una de las obras poéticas más audaces, celebradas, sólidas y originales de la literatura hispanoamericana del siglo XX y principios del XXI, convirtiéndose en una influencia indiscutible y decisiva en el auge y renovación de la poesía en castellano.
Si algo define la poesía de la Premio Cervantes 2021, es el altísimo grado de intensidad y sobre todo de emoción en cualquiera de sus registros. Su obra lírica o erótica, subversiva o alegórica, desgarrada o irónica, abarca todos los estilos donde siempre se percibe un grado de sensibilidad, de transgresión y maestría en el manejo de las palabras que conducen inexorablemente a la emoción. Nadie que haya leído su poesía puede sustraerse a ella.
En este volumen el tema recurrente del deseo y la pasión se une a una reflexión sobre la soledad, la enfermedad y el dolor, pero siempre manteniendo ese contrapunto de voces, de ternura y también de aguda ironía como pulsión de vida y de muerte.
Con esa íntima naturalidad de su lenguaje Cristina Peri Rossi entreteje un libro donde un poema responde al otro en un diálogo real o imaginario, como una Fata Morgana, hasta conducirnos en su desenlace final, intenso y sutil al mismo tiempo, al Síndrome de Sthendal: «Todo es bello porque todo es abyecto»."
Ficha técnica
Editorial: Visor Libros, S.L.
ISBN: 9788498956009
Idioma: Castellano
Número de páginas: 64
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 11/12/2024
Año de edición: 2024
Plaza de edición: Madrid
Colección:
Visor de Poesía
Visor de Poesía
Número: 1250
Alto: 19.5 cm
Ancho: 12.5 cm
Grueso: 0.6 cm
Peso: 100.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Cristina Peri Rossi
La vida es un puzzle de numerosas piezas, dispersas, y nosotros, los ingenieros que intentamos seleccionar algunas, para configurar un sentido, una estructura, una forma significativa. Con las pistas que propongo, se puede armar, si al lector le interesa, una biografía. Nací en Montevideo, Uruguay, el 12 de noviembre de 1941 (La ciudad de Luzbel, de este libro). Fui una niña curiosa, que creyó que el saber era poder, y decidió investigar, por cuenta propia, todo lo humano y lo divino (La rebelión de los niños, La tarde del dinosaurio). En el seno de mi familia (emigrantes italianos llegados a Tierra de Promisión, Allende el Sur) aprendí mucho acerca de las pasiones y los delirios: una familia es un microcosmos (El libro de mis primos). Estudié música y biología, pero me gradué en Literatura Comparada: la fantasía me pareció un territorio más fascinante que el de las leyes físicas. Fui romántica antes de saber qué era el romanticismo; amaba las ruinas, los días lluviosos, las pasiones morbosas, la intensidad. De pequeña, mis tíos me llevaban al puerto a ver zarpar los barcos. Me enamoré de esas ballenas blancas, sin saber que un día, a los veintinueve años, un barco italiano (geometría perfecta del origen y el desenlace) me conduciría al exilio, en España. El exilio fue una experiencia larga, dolorosa, totalizadora, que no cambiaría por ninguna otra. Me costó casi diez años hacer de mi exilio particular una alegoría (La nave de los locos, Diáspora, Descripción de un naufragio). El exilio fue una pasión, tan fuerte como el amor, porque para los obsesivos, lo importante es la pasión, no el objeto. De modo que cuando el exilio acabó, busqué otra dictadura, la del amor: Solitario de amor, Babel Bárbara. Del exceso de romanticismo siempre me ha salvado la ironía, el humor y la ternura. Si imaginé El museo de los esfuerzos inútiles y Una pasión prohibida, satiricé en ellos, y en Cosmoagonías, el mundo que nos ha tocado vivir. De los barcos me ha quedado un amor por sus imágenes en madera, en papel, en sellos, que colecciono con el furor de los fetichistas. Me gusta escribir vestida de blanco: pantalón blanco, camisa blanca, y con mucho papel (en blanco) sobre la mesa. Sigo siendo en parte La insumisa que fui desde la infancia. Mi paisaje favorito: Europa después de la lluvia. Está agotado. Dejo al lector el sentido simbólico de este hecho. Los próximos paisajes serán nuevos.