Según los antiguos taoístas que descubrieron las reglas de la armonía del entorno, existe una fuerza viva, invisible, que circula en todo el medio ambiente, y esta fuerza es en esencia la misma que atraviesa los órganos vitales de un cuerpo humano: el Qi. Para mantenerse en buena salud, tanto las energías del cuerpo humano como las del medio ambiente tienen que desplazarse con fluidez y fuerza.