Hasta este final del siglo XX todas las legislaciones nacionales y los distintos instrumentos internacionales elaborados habían coincidido en prohibir la clonación, si bien ésta se identificaba con la creación de seres humanos idénticos. Sin embargo, la humanidad se convulsiona cuando, en agosto de 2000, el gobierno británico se pronuncia dispuesto a iniciar los trámites legislativos para autorizar la clonación terapéutica de acuerdo con un informe encargado de cuatro meses antes a un grupo de expertos.