Nacido de la necesidad vital humana de comunicarse, el libro es a la vez testigo y protagonista de la historia. Transmisor de ideas, difusor de cultura, fuente de conocimiento y placer, y por eso mismo víctima de prohibiciones y censuras, fiel reflejo de la historia de la humanidad. Desde las tablillas de arcilla hasta los libros a la carta de la Biblioteca de Alejandría a las bibliotecas on line, la autora nos ofrece un vívido y bien documentado relato.