El insulto, palabra ofensiva y malsonante por definición, nos ofrece, desde el punto de vista de su creación y su uso, un elemento de reflexión sobre las relaciones humanas y la percepción más o menos subjetiva que tienen unas personas de otras, todo ello desde la sencillez y la sinceridad que otorga la cercanía y la confianza. Cómo olvidar que una palabra tan humilde como tonto, eso sí, añadiéndole un pequeño complemento, ha servido para definir acertadamente a personajes como Fernando VII, que causaba una impresión tan fuerte que su suegra ya desde un primer momento lo definió como tonto completo, o como Mariano Rajoy, que incluso antes de llegar a presidente del gobierno fue calificado de tonto contemporáneo por periodistas afines a su ideología .
En este pequeño volumen se ofrece la colección más amplia de insultos (caradas, faltadas, embefias, farinazos, palabros, carnuzadas, titabolas, piconazos, pigüelas, piconadas, espiques, esfullinazos, espuntes, dicharachos y trobos) recopilados en Aragón hasta la fecha, con un afán meramente divulgativo y pedagógico, para ayudar a insultar con fundamento y con amplitud de miras y de vocabulario.