En este fundamental estudio Hume evidencia el carácter constante y específico de toda acción que sea celebrada como virtuosa, es decir, útil y agradable a los demás y a nosotros mismos; de donde concluye, por inducción, que el fundamento del bien es lo útil. Pero como en la mayoría de los casos la utilidad en que hacemos consistir la moralidad de una acción, es no sólo la nuestra, sino también la del prójimo, la moral del egoísmo es falsa. Siguen a la Investigación cuatro apéndices en torno al sentimiento moral, al egoísmo, a la justicia, a algunas discusiones verbales, y la obra termina con un ataque a la ética de los filósofos de la época. El autor domina el tema y la expresión literaria con una rica experiencia humana e histórica, librándola de asperezas mediante sutiles acomodamientos estilísticos.
Ficha técnica
Traductor: Juan Adolfo Vazquez
Prologuista: Manuel Rafael Arago
Editorial: Losada
ISBN: 9789500392006
Idioma: Castellano
Número de páginas: 214
Tiempo de lectura:
5h 3m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 09/03/2004
Año de edición: 2004
Plaza de edición: Buenos Aires
Alto: 21.0 cm
Ancho: 14.0 cm
Especificaciones del producto
Escrito por David Hume
Nació en Edimburgo en 1711. Su familia consideraba que la carrera de Leyes sería una adecuada profesión para él, pero su interés estuvo siempre centrado en la filosofía y la literatura clásica. Viajó a Francia, donde pasó tres años y, retirado en La Flèche (lugar de claras resonancias cartesianas), escribió el «Tratado sobre la naturaleza humana», que se publicó en 1734. La obra tuvo escaso éxito y como el propio Hume escribe en su biografía, «salió muerta de las prensas». El fracaso, piensa su autor, no se debía tanto al contenido como al estilo, a la exposición de las ideas. Ello le llevará a publicar la «Investigación sobre el entendimiento humano» y la «Investigación sobre los principios de la moral», obras en las que refundirá las partes primera y tercera del «Tratado», respectivamente. Las consecuencias escépticas que de sus obras se derivarán en el campo de la religión y de la moral, así como las acusaciones de ateísmo, hicieron que en dos ocasiones le fuera negada una cátedra universitaria. Hubo de conformarse con el cargo de bibliotecario en la Facultad de Derecho de Edimburgo. Fue entonces cuando escribió su «Historia de Inglaterra». Viajó de nuevo a Francia, como secretario de embajada. La acogida que le dispensaron los «philosophes» no pudo ser mejor. Diderot, D'Alembert, Buffon, Voltaire.... le introducen en los salones y se disputan su amistad. Su carácter afable y cordial, así como su sentido de la amistad, le granjearon el afecto y la consideración de todos ellos. Fue ese sentido de la amistad el que hizo que, de vuelta a Inglaterra, se llevase consigo a Rousseau, cuya posición en París empezaba a ser peligrosa tras la publicación del «Emilio». Todos los esfuerzos de Hume por ayudar a su amigo fueron malinterpretados por el filósofo ginebrino, cuyo difícil y huraño carácter era de sobra conocido, y la relación entre ambos concluyó. Hume pasó los últimos años de su vida en Edimburgo, donde murió en 1776.