El despreocupado Tye Bradshaw nunca había querido tener esposa ni hijos. Pero como resultado de una noche de pasión, Dulcie Kincaid había dado a luz un niño. Su hijo. Y desde el momento mismo en que descubrió que era padre, Tye juró que aquel niño llevaría su apellido y que formarían una familia. Sin embargo, Dulcie se negaba a entregarle su corazón a un hombre que tras prometer algo un día, podía desaparecer al día siguiente...
Reina de corazones
Compartieron una noche prohibida de encendida pasión... sin conocer sus respectivas identidades. Meses después, con un precioso secreto creciendo en su vientre, la princesa Elizabeth Wyndham fue a Estados Unidos a buscar al padre de su hijo... El príncipe Raphael Thorton había jurado no casarse jamás con alguien de la realeza, ni someter a sus hijos a la rigurosa educación que él había soportado. Pero eso fue antes de que cierta princesa inolvidable volviera a aparecer en su vida...