LAS CIENCIAS Y EL ORIGEN DE LOS VALORES

La noción de valores es una de las más utilizadas en nuestros días, lo mismo en alocuciones políticas que en discursos religiosos, artículos científicos o ensayos filosóficos. Sin embargo la de valores es también una de las nociones más difusas. ¿Cómo es posible que un término tan mal definido se utilice como herramienta de explicación con tanta profusión, sobre todo en el ámbito científico? El propósito de esta obra es mostrar las dificultades que surgen al usar los valores como claves de interpretación de la actividad tecnocientífica y ofrecer alternativas a su empleo indiscriminado. Las dificultades son puestas de manifiesto al separar de la idea tradicional de valor los usos contemporáneos de «valores», distinguir éstos entre sí y rastrearlos desde su origen en el último tercio del s. XIX. Un rápido recorrido por los estudios de las ciencias de las últimas décadas sirve para confirmar que usar valores para interpretar las ciencias no acaba de proporcionar una imagen más nítida de las disciplinas tecnocientíficas. La alternativa que se propone consiste en disolver la distancia entre ciencia y valores -o entre deber y ser- merced a la noción aristotélica de prudencia. Con ésta quedan, además, abiertos ciertos cauces para abrir las tecnociencias al ámbito de lo político -esto es, a la participación pública- sin menoscabo de la posible verdad de sus contenidos.