Utopía: género literario inaugurado por Tomás Moro cuya raíz etimológica (u-topos) significa ausencia
de lugar, simbolizando la inexistencia de lo que está más allá del espacio, lo que carece de lugar y por
lo mismo de tiempo. Imagen de la ciudad celeste es, pues, una organización casi imposible de alcanzar
por las limitaciones humanas, aunque real en otros espacios o mundos relacionados con las ideas. En el Renacimiento se forjó esta imagen que tiene antecedentes clásicos en Platón, quien incluso trató
de llevarla a cabo, como Cicerón, entre otros.
Daremos aquí el título de algunas de estas obras específicamente dedicadas al tema lo cual sólo
constituye algunas de sus posibilidades ejemplares de lo que parece ser un temario prolífico y una
actitud casi necesaria, presente siempre en el ser humano relacionadas con sueños de justicia,
equidad y conocimiento compartido, coexistentes con otros planos de la realidad del hombre y del
mundo: Utopía, Tomás Moro (1516); La Ciudad del Sol, Tommaso Campanella (1602); Cristianópolis, J.
Valentín Andrae (1619); La nueva Atlántida, Francis Bacon (1627); La Fama (1614) y La Confessio (1615), J.
Valentín Andrae; Gargantúa y Pantagruel, Rabelais (1532-4), etc. De ellas y de otras más no siempre
relacionadas con la ciudad utopías sin polis, arquitecturas del pensamiento, estructuras imaginales
se habla en este libro.
También del realismo utópico, encarnado por aquellos capaces de sumarse al mito arquetípico de la
ciudad del Cielo, y llevar a cabo la obra constructiva de la creación de ciudades, es decir estructuras
culturales, incluso civilizaciones, de acuerdo a las leyes de la analogía, donde la ciudad terrestre es un
reflejo de la ciudad del cielo, estableciéndose así relaciones teúrgicas que vinculan a los hombres con
los dioses, y a las almas individuales con el Alma Universal, tal cual lo hacen las utopías renacentistas.