<;p align=:amp;quot;justify:amp;quot;:GT;Tomar seis idiomas --alem:amp;aacute;n, ingl:amp;eacute;s, franc:amp;eacute;s, italiano, portugu:amp;eacute;s, espa:amp;ntilde;ol-- y partir de textos escritos en cualquiera de ellos --:amp;iexcl;igualdad absoluta!-- para compararlos con sus traducciones a los otros cinco: he ah:amp;iacute; la tarea, la tit:amp;aacute;nica tarea cumplida por Mario Wandruszka, maestro en ccomparaci:amp;oacute;n interling:amp;uuml;:amp;iacute;stica, Suman unas ochenta las obras originales (de gran calidad) que le hab servido de base. Llegado su turno, cada una deja o:amp;iacute;r su m:amp;uacute;sica creadora, y las cinco restantes, como instrumentos distintos que son, intentar:amp;aacute;n sucesivamente reproducirla, adaptarla a sus propios registros, sus peculiaridades, sus limitaciones. No importa la forma o estructura ling:amp;uuml;:amp;iacute;stica pulsada --simbolismo, per:amp;iacute;frasis, modos, orden de palabras:amp;amp;--: en estas descripciones y valoraciones llega Wandruszka a una matizaci:amp;oacute;n de inimaginable agudeza y finura. La ejemplificaci:amp;oacute;n es copiosa. :amp;iquest;Frases colgadas en el vac:amp;iacute;o? Ni so:amp;ntilde;arlo. Nuestro autor ha respetado siempre el contexto y la situaci:amp;oacute;n real en que aparece la palabra, sin los cuales no hay informaci:amp;oacute;n completa ni sentido seguro. Y ha repetido que el lenguaje primario es el hablado, de colores vivos y naturales frente al blanco y negro del lenguaje escrito. As:amp;iacute;, cada lengua resulta ser un instrumento diferente, pero no mejor ni peor que los dem:amp;aacute;s. Ninguna lo dice todo, lo posee todo. Ni siquiera son sistemas perfectos, sino sistemas asistem:amp;aacute;ticos --con imprevisibles programas-- en cuya creaci:amp;oacute;n han concurrido mezcladamente la verdadera necesidad y el azar hist:amp;oacute;rico. All:amp;iacute; hay sitio para lo regular, lo irregular y a:amp;uacute;n lo absurdo (el g:amp;eacute;nero, ciertas formas verbales). El lujo (polimorfismo) y la penuria (polisem:amp;iacute;a) conviven tan campantes. Un reguero de ruinas dibuja toda una historia. Cre:amp;iacute;a Humboldt que las diferencias entre las lenguas obedecen a diversas y peculiares visiones del mundo. Wandruszka, esc:amp;egrave;ptico, cort:amp;eacute;s, le opone muchos y contundentes resultados. Las lenguas --puntualiza-- son instrumentos del esp:amp;iacute;ritu, no esp:amp;iacute;ritu ellas mismas. Parece indefendible esa psicolog