Pocos asedios han despertado en la Historia tanto interés como lo hizo el de Ostende, que se prolongó entre 1601 y 1604. Su trascendencia fue tal que obligó a España y a las Provincias Unidas a concentrar en torno a él durante más de tres años todos los medios humanos y materiales con que contaban.
Ficha técnica
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Ilustrador: Victor Manuel Domínguez Gutiérrez, David Sancho Bello