“Pablo Picasso”fue publicado por primera vez en español en 1946. Su núcleo originario, sin embargo, hay que buscarlo en la edición francesa de 1930, en la que Ors y Picasso trabajaron en estrecha colaboración, el primero preparando un texto que había de ser la realización efectiva, en el Picasso de esta época, de sus ideales estéticos—Ors quiso estudiar, en especial, lo que de clásico, italiano y antiimpresionista había en sus cuadros—; el segundo, seleccionando y preparando las ilustraciones que habían de alumbrar las palabras del escritor. La obraque hoy presentamos, y en la que reunimos significativamente el texto de la edición española con 37 ilustraciones de la edición francesa, más que un análisis crítico de la obra picassiana, es el testimonio de la culminación de una amistad y, a la vez, un estudio imprescindible para todo aquel que pretenda acercarse al pensamiento artístico de dos de las figuras más representativas del siglo XX.
Ficha técnica
Editorial: Acantilado
ISBN: 9788495359520
Idioma: Castellano
Número de páginas: 128
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 17/05/2001
Año de edición: 2001
Plaza de edición: Es
Colección:
El Acantilado
El Acantilado
Número: 46
Alto: 21.0 cm
Ancho: 13.0 cm
Peso: 150.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Eugenio D'Ors
Filósofo, ensayista y crítico de arte, Eugenio d’Ors (Barcelona, 1881-1954) ocupa un lugar destacado en la cultura española. Junto con Unamuno y Ortega, fue el pensador más representativo e influyente de su tiempo. Abordó diferentes géneros, desde la novela (La bien plantada, 1911), hasta el ensayo (Introducción a la filosofía, 1921), pasando por la crítica de arte (Tres horas en el Museo del Prado, 1923), la prosa poética (Oceanografía del tedio, 1916) y las notas breves, que recogió en su Glosario. Desde los inicios en La Veu de Catalunya, intercaló entre sus abundantes glosas algún poema y algunas series de aforismos, muchas de las cuales fueron recogidas en el volumen Gnómica (1941). Entre sus múltiples aportaciones cabe destacar la difusión de la estética moderna, que arranca de Baudelaire, y la incorporación del discurso fragmentario, al que Nietzsche otorgó carta de naturaleza.