Aunque más conocido como el autor de Los siete libros de la Diana, primera novela pastoril española, Jorge de Montemayor es uno de los grandes poetas del siglo XVI. Autor de poemas bucólicos, de sonetos y canciones petrarquistas, de versos octosilábicos castellanos y de composiciones religiosas, él mismo se ocupó, siguiendo el ejemplo de Petrarca, de recopilar su obra poética en diversos cancioneros.Si bien sus poemas religiosos fueron prohibidos por la Inquisición, los de tema amoroso tuvieron gran éxito y gracias a ellos Montemayor se convirtió en uno de los poetas más leídos de su tiempo. Sin embargo, su poesía -sus cancioneros- ha quedado en el olvido de lectores y crítica durante mucho tiempo. Ahora, al fin, Juan Montero y Elizabeth Rhodes nos contextualizan su poesía y nos facilitan su lectura en esta cuidada edición.
Ficha técnica
Editorial: Castalia Ediciones
ISBN: 9788497404822
Idioma: Castellano
Número de páginas: 464
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 21/05/2012
Año de edición: 2012
Plaza de edición: Barcelona
Colección:
Clásicos Castalia. C/C.
Clásicos Castalia. C/C.
Número: 315
Alto: 19.0 cm
Ancho: 12.5 cm
Grueso: 13.0 cm
Especificaciones del producto
Escrito por Jorge de Montemayor
Jorge de Montemayor nació hacia 1520 en Montemor-o-Velho, cerca de Coímbra, en el seno de una familia modesta, quizás hispano-portuguesa. Se formó como cantor contrabajo, actividad profesional que le permitió vincularse a distintas cortes regias y aristocráticas. A diferencia de otros compatriotas suyos, bilingües literarios, adoptó casi exclusivamente el castellano como vehículo de creación. Pasó a Castilla hacia 1545, época en que se publicaron sus primeros poemas. Fue cantor de la capilla musical de María de Austria y luego de la de su hermana Juana, con la que pasó de nuevo a Portugal en 1552, y vuelta a España en 1554. En ese tiempo se publicaron en Medina del Campo sus Obras (1553). En los años siguientes viajó a distintas plazas europeas, entre ellas Flandes, y hacia 1558 se situó en Valencia, donde se imprimieron La Diana y su traducción de las poesías de Ausiàs March; al mismo tiempo, su poesía religiosa era incluida en el Índice inquisitorial de 1559. Al inicio del decenio de 1560 pasó al norte de Italia, y murió en el Piamonte a finales de 1561 o principios de 1562.