PROSA DEL TRANSIBERIANO Y EL FORMOSE

La elección de estas dos obras de Cendrars responde al deseo de recorrer su , con uno de sus poemas emblemáticos, Prosa de Transiberiano y la pequña Jeanne de Francia (1913), acompañado de un poema-barco, El Fermose (1924), que forma parte de sus Hojas de ruta y cuenta su primer viaje a Brasil. Ambos nutren la leyenda del poeta-viajero y nos adentran en las reflexiones, la visa, la búsqueda del universo y los escritos de este hombre insaciable y contradictorio.

En Prosa del Transiberico y la pequeña Jeanne de Francia, Cendrars transmite una sensación de movimiento, vértigo y circularidad que se identifica con el flujo de la conciencia. Metido en su papel de provocador, llama a su novia prostituta, mote que remite a Juana de Arco, símbolo de la patria y de la pureza virginal. El Fermose se caracteriza por su carácter fragmentario, por representar con breves pinceladas una realidad que aparece inmóvil. En Prosa del Transiberiano las partes están sometidas al todo, como un cuadro conjunto, mientras que El Fermose se presenta como una suma de las partes autónomas, como una serie de bocetos.