VV.AA.
EL CROQUIS - 2910011700371
La arquitectura como una intervención en un campo de energías [una conversación con Juan Navarro Baldeweg]
La arquitectura de Juan Navarro Baldeweg es esquiva y enigmática, y requiere sutiles instrumentos de análisis. Se trata de un artista que persigue un número limitado de objetivos, pero que da vida a una rica variedad de formas; su trayectoria se ha solapado con la de coetáneos cercanos bien conocidos como Rafael Moneo o Álvaro Siza, pero el carácter de su obra es singular. Navarro Baldeweg ha compartido algunas áreas de investigación con otros colegas —concretamente las relacionadas con la síntesis de las artes, los vínculos entre lo natural y lo artificial, y los aspectos fenomenológicos de la arquitectura—, pero ni mucho menos pertenece a una escuela o a un movimiento definible; ha visto cómo las modas y las tendencias iban y venían, pero ha seguido abriéndose paso por su propio camino. Al igual que muchos otros arquitectos españoles, de más edad o más jóvenes, no entiende que haya un conflicto entre ser inventivo para el presente y retener cierto sentido de la historia. Pero la ‘genealogía' de Navarro Baldeweg no es nada simple: ha asimilado algunas enseñanzas allí donde se plantearon y su obra sigue alimentándose de un diálogo
interno con la obra de predecesores tan variados como Soane, Aalto, Kahn y De la Sota; se siente igualmente a gusto con las esculturas de bronce pulido de Brancusi que con la cúpula de Santa Sofía, "suspendida del cielo como por un hilo de oro". Como ocurre con la mayoría de los artistas de interés, el pasado está presente.
Para Juan Navarro Baldeweg, la arquitectura ocupa un territorio ambiguo entre la pintura y la escultura, el urbanismo y el paisaje. Navarro cruza fronteras entre disciplinas y encuentra su inspiración en una extensa gama de estímulos visuales entre los que est&
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