Este libro aborda una de las preguntas más fundamentales de la neurociencia; tal vez incluso de la ciencia en general. ¿Cómo produce el cerebro nuestras experiencias cotidianas y cómo incide en nuestro comportamiento? ¿Cómo consigue un kilo y medio de gelatina que podamos aprender una lengua extranjera, decidir lo que comeremos a mediodía o incluso enamorarnos? Aunque las células que componen nuestro cerebro son importantes para ello, son las sustancias químicas que las bañan, y que les permiten comunicarse, las que pintan los complejos detalles que dan color a todos los aspectos de nuestra vida diaria.