Sobrevivir a los hijos es el drama más terrible que pueden vivir unos padres. Este libro, basado en hechos reales, es el testimonio de Lucía, una mujer con una voluntad inquebrantable, de un espíritu forjado en la adversidad y templado por el amor. Soñó de niña con dos cosas: ejercer la abogacía y ser madre. Y ambas las cumplió, no sin antes abrirse paso entre obstáculos que hubieran hecho desistir a otras personas de menor convicción.Ni los cambios de ciudad, de provincia o incluso de continente, ni la escasez de recursos la disuadieron. Tampoco la fatiga o las sombras de la incertidumbre. Para llegar a ser licenciada en Derecho, hubo de aferrarse al estudio como quien se agarra a un madero en un mar agitado. Y cuando quiso ser madre, no vaciló, aunque el embarazo implicara arriesgar su vida misma.Con esta humilde obra se pretende rendir homenaje a quienes, con generosidad anónima, donan órganos, tejidos o sangre: héroes sin capa que dan esperanza cuando todo parece perdido. También se narran las injusticias cotidianas —esas que el sistema ampara o silencia— y que algunas son sufridas por todos los miembros de la familia, así como las tensiones que, al calor de una herencia, revelan nuestras fragilidades más íntimas.Nadie está preparado para sufrir un trance así, y el dolor —lo digo sin rodeos— no mengua; solo aprendes a convivir con él. Pero mientras vivamos, ellos vivirán también en cada pensamiento, en cada rincón del alma.