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Michael Franzese, hijo de John Sonny Franzese, más conocido como el Don de Long Island —uno de los principales capos mafiosos de los años cincuenta, detenido a finales de los sesenta y condenado a una larga pena de cárcel—, entra a temprana edad en la Familia, donde destaca pronto por su habilidad para el negocio al margen de la ley. La calle será su mejor universidad. Empieza desde abajo, pero es listo y asciende rápido. Sabe reconocer una posibilidad de hacer negocios cuando la ve. A principios de los años ochenta controla una red de gasolineras en la costa Este que proporciona a la familia Colombo unos 8 millones de dólares a la semana (millón más, millón menos). En 1985, Michael es detenido una vez más. Pero, en esta ocasión, decide no ir a juicio: acepta su culpa y la condena a diez años de cárcel. Su plan es abandonar la Mafia sin por ello traicionarla ni delatar a sus antiguos socios, ¡y sin que lo maten! A sugerencia del FBI, aplicará su experiencia y su poder de convicción para dar charlas y conferencias a los jugadores profesionales de béisbol, jóvenes y millonarios involucrados con frecuencia en el soborno y la extorsión en el ámbito deportivo.