Los versos de Santiago Galán Álvarez en Todas las estructuras rotas relatan con gran sensibilidad y sutileza el asentamiento interior de pilares y cimientos de antiguas estructuras, perdidos en una naturaleza desconocida y salvaje que los ha convertido en ruinas. Las palabras restauran los pedazos, los ladrillos son reutilizados en busca de una nueva estabilidad. Alrededor de todo fluye el agua como corriente conductora entre las escenas, limpiando lo que el tiempo ha atrofiado, mientras la luz produce efectos de claroscuro en la arquitectura emocional de torres que se alzan sobre el campo abierto.Desde una intimidad cotidiana en constante alteración, esta poesía nos trae la música de partituras vertidas que nos vuelven más conscientes de un futuro frente al que poder mantenernos como un material robusto.