A. J. Liebling, nacido el 18 de octubre de 1904, se unió a la redacción del The New Yorker en el año 1935 y contribuyó con innumerables artículos hasta su muerte en el año 1963.
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Nombrado MEJOR LIBRO DE DEPORTES DE TODOS LOS TIEMPOS por la revista Sports Illustrateden 2002, La Dulce Ciencia recopila en un único e inolvidable volumen las clásicas piezas del periodista del New Yorker A.J. Liebling sobre boxeo, esa "Dulce Ciencia de los Moratones".A traves de sus paginas, Liebling nos ofrece un retrato animado e idiosincrasico del universo pugilistico de principios de la decada de 1950 la epoca dorada del boxeo estadounidense, un mundillo que incluye a personajes de todo tipo: desde representantes jactanciosos hasta entrenadores veteranos y segundos astutos y, como no, a los luchadores mismos: figuras de la talla de Joe Louis, Rocky Marciano, Sugar Ray Robinson o Archie Moore, al que definio como "un virtuoso de anacronica perfeccion".Sin embargo, sus geniales escritos van mucho mas alla de la mera cronica deportiva. Con su inconfundible estilo, Liebling siempre busca la historia humana detras de la pelea y evoca la tension y la atmosfera en el estadio tan nitidamente como lo que sucede en el ring, capturando asi este feroz arte como nadie lo habia hecho antes. Considerado el autor que mejor supo retratar el ambiente pugilistico, en una ocasion afirmo: "El boxeador, como el escritor, debe estar solo".
'El mejor libro deportivo estadounidense de todos los tiempos'.- Sports Illustrated. "Nadie escribió sobre el boxeo con más gracia y entusiasmo".- The New York TimeLa dulce ciencia recopila las clásicas piezas del periodista del New Yorker A.J. Liebling sobre la "dulce ciencia de los moretones". A través de ellas ofrece un retrato animado e idiosincrásico del boxeo de principios de la década de 1950 que engloba a gerentes jactanciosos, entrenadores veteranos, esquinadores astutos y los mismos luchadores: Joe Louis , Rocky Marciano, Sugar Ray Robinson y Archie Moore, "un virtuoso de la perfección anacrónica". Liebling nunca deja de encontrar la historia humana detrás de la pelea y evoca la atmósfera en la arena tan claramente como lo que sucede en el ring, capturando este arte feroz como nadie. "Un boxeador", observó, "como un escritor, debe estar solo".