Agapito Maestre, doctor en Filosofía y licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, es profesor en la Universidad Complutense de Madrid, ejerce en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada y es miembro del equipo de investigadores del Instituto de Filosofía (CSIC).
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"La visión de un lector satisfecho, feliz, y entregado sólo y exclusivamente a la lectura es la principal imagen que sacamos de esta guía de lectura. Es otra imagen, quizá otra idea, de la felicidad. Acaso por eso, o acaso por el aroma que desprenden algunos de sus pensamientos, les invito a que procuren perderse entre sus paginas. Leanlo ordenada o arbitrariamente. Leanlo siguiendo su indice o al azar de quien lo abre por vez primera para curiosear. Leanlo porque su unico objetivo es sacarnos de nuestras cuitas e infortunios para traernos bienaventuranzas y satisfacciones lectoras". CARLOS HERRERA
Este libro intenta, por un lado, mostrar ciertas quie¬bras de un ámbito de representación de la experiencia moderna: la ético política. Por otro lado, analiza la incompatibilidad entre un pensar «sustancialista», sea éste de tipo esencialista o decisionista, y una reflexión democrática. La propuesta en favor de la segunda se justifica en la no aceptación de la resignación del prime¬ro cuando se conforma con decir «esto es así», mientras que la segunda no sólo explicará lo que hace, sino por qué se hace. El primero, de acuerdo con el «decisionis¬mo» del que procede, es inepto para entender algo más allá de la «acción por la acción»; la segunda buscará denodadamente el significado de una acción en un discurso con sentido de globalidad. El primero es apto para elites; la segunda admite todo tipo de hombre¬ capaz de expresarse más allá de una jerga. El primero excluye ciertos discursos; la segunda admite todo tipo de palabra y, sobre todo, promociona las que prueban su validez en los foros públicos. El primero, en fin, puede conducir al secretismo y a la inhumanidad; y la segunda intenta una defensa del individuo en consonan¬cia con el mejor humanismo democrático.
La figura de Ortega qua filósofo-ciudadano es el eje de este libro, que nos sitúa ante una alternativa ineludible: o reconocemos que Ortega ha superado fórmulas filosóficas, intelectuales y políticas inservibles para construir una nacion democratica o, por el contrario, seguimos instalados en la ideologia que lo convierte en un pensador sospechoso de haber caido en todos los males del progresismo o del conservadurismo. Los combates en torno a su genio en la vida publica fueron siempre tan fieros que resultaba dificil saber exactamente sobre que debatian los contendientes. Quienes hablaban a su favor, a veces, eran considerados progresistas y otras, reaccionarios; al poco tiempo se cambiaban los papeles: los que hablaban bien de el eran llamados reaccionarios, y quienes lo hacian en contra, progresistas. Durante la Transicion, y aun hoy, estaban los liberales de sangre roja nunca dispuestos a perdonar -lo dicen asi ellos mismos- que Ortega hubiera regresado a la España de Franco. El ruido de ese falso debate impedia averiguar las grandes aportaciones del filosofo para superar los males de nuestra epoca.Este libro defiende tres tesis. Primera y fundamental: Ortega esta fuera de la agenda cultural y educativa de España, porque se rechaza su principal aportacion a la filosofia politica, a saber, la critica al ide...