Siglo I a.C. Tras rebelarse contra Sila, y después de tener que buscar refugio en África, el general romano Quinto Sertorio avanza por la península ibérica sin encontrar oposición. Los lusitanos se han unido a sus huestes, y son pocos los que se atreven a enfrentársele, aunque se extiende el rumor de que Roma ha armado otro ejército al mando de Cneo Pompeyo para intentar acabar con él. Contrebia Leucade, la Ciudad Blanca, es la joya de Celtiberia. Asentada al borde de un acantilado, es prácticamente inexpugnable. Está gobernada por un Consejo controlado por Ambón, caudillo que años atrás ya se enfrentó en el campo de batalla a Sertorio, al que odia profundamente. Cuando Sertorio y su ejército aparecen a las puertas de Contrebia y piden un elevado tributo, Ambón ordena resistir cueste lo que cueste: no quiere verse involucrado en la guerra civil de los romanos y sabe que el tiempo juega a su favor. Sertorio asedia la ciudad. Pero la clave para la resistencia o la caída del último bastión celtíbero reside en un muchacho, Kalaitos, el hijo de Ambón, y en un esclavo llegado a Contrebia poco antes del asedio; un hombre que no es lo que aparenta ser y del que dependerá el futuro de Hispania.
Siglo I a.C.
Tras rebelarse contra Sila, y después de tener que buscar refugio en África, el general romano Quinto Sertorio avanza por la península ibérica sin encontrar oposición. Los lusitanos se h
Pese a que recibió en vida un reconocimiento unánime, representado por la colección que Lope de Vega hizo de su retrato en el imaginado palacio de la poesía, Agustín de Tejada Páez no ha tenido gran fortuna editorial. Su obra quedó dispersa en cancioneros colectivos y manuscritos, y desde el siglo XIX se viene insistiendo en la necesidad de una recopilación que recuperara el legado del poeta y lo fijara para la posteridad. Partiendo del horizonte cultista de Herrera y a través también del confesado magisterio de Barahona de Soto, la lírica de Tejada discurre primero en paralelo con la de Góngora para quedar luego hondamente influenciada por ésta. Respecto al autor de las Soledades, Tejada presenta una obra más volcada a la solemnidad religiosa y el modo épico, marcada por un uso acumulativo de los recursos formales, el particular empleo de la armonía imitativa o la cualidad sonora de un verso que cultivó con maestría no inferior a la alcanzada por Herrera.