Nació en Pontedeume, La Coruña. Fue ordenado sacerdote en Santiago de Compostela en 1959. Ejerció su sacerdocio seis años en dos pueblos. Durante otros treinta y cuatro se dedicó a la enseñanza y atención espiritual en dos colegios. Actualmente, colabora en una parroquia de la ciudad de La Coruña.
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En una anterior hornada te he ofrecido Orar con un pan para cada día. Un buen amigo, después de leerlo, me decía: -"Me ha suscitado muchas sonrisas, bastantes veces me hizo pensar y, con frecuencia, cuando me daba cuenta, estaba rezando". El que así me hablaba, ya lo he dicho, era un amigo. Y se le notaba. Otros, no tan amigos, no sé lo que dirán. De todos modos, la acogida que tuvo me animó a sacar esta nueva recopilación. Y mi pretensión, con Orar con un pan para cada día, antes, y con Orar con una sonrisa diaria, ahora, es precisamente esa: ayudar a rezar y a sonreír. Si lo consigo me doy por satisfecho. Agustín Filgueiras Pita nació en Pontedeume, La Coruña. Fue ordenado sacerdote en Santiago de Compostela en 1959. Ejerció su sacerdocio durante seis años en dos pueblos. Durante otros treinta y cuatro se dedicó a la enseñanza y atención espiritual en dos colegios. Actualmente, colabora en una parroquia de la ciudad de La Coruña.
La idea, el concepto, la visión que cada uno tiene de Dios es como el rostro de Dios que él ve. Y de la visión que tengamos depende, en gran parte, nuestra actitud ante Él. Las ideas falsas de Dios pueden inspirar cierto agradecimiento, temor, miedo, resentimiento, incluso odio? Pero jamas amor. Y no inspiran cariño porque tampoco hacen sentirlo: en esos rostros de Dios no se ve amor. Esos creyentes no se sienten queridos. Y, al que no se siente querido, le resulta imposible querer.Jesucristo es el rostro humano de Dios. En Jesus ya podemos contemplar el verdadero rostro divino, en la medida en que los hombres somos capaces de contemplarlo. En contra de lo que ocurria en el Antiguo Testamento, ahora ya se puede ver el rostro de Dios. Y puede verse porque Dios ha asumido un rostro humano. Eso es lo mas grandioso y original de Cristianismo: la irrupcion de Dios en la vida del hombre. No es el hombre quien busca a Dios. Es Dios quien viene a nuestro encuentro. Agustin Filgueiras Pita nacio en Pontedeume, La Coruña. Fue ordenado sacerdote en Santiago de Compostela en 1959. Ejercio su sacerdocio seis años en dos pueblos. Durante otros treinta y cuatro se dedico a la enseñanza y atencion espiritual en dos colegios. Actualmente, colabora en una parroquia de la ciudad de La Coruña.
El pan es un alimento básico y sencillo, sin grandes pretensiones. Un pan para cada día es una recopilación de mendrugos de pan fresco �pan del día�. Propone una anécdota para cada día del año, con u
Orar Con... Jesús: El Rostro De Dios Filgueiras Pita, Agustín La idea, el concepto, la visión que cada uno tiene de Dios es como el rostro de Dios que él ve. Y de la visión que tengamos depende, en gran parte, nuestra actitud ante Él. Las ideas falsas de Dios pueden inspirar cierto agradecimiento, temor, miedo, resentimiento, incluso odio... Pero jamás amor. Y no inspiran cariño porque tampoco hacen sentirlo: en esos rostros de Dios no se ve amor. Esos creyentes no se sienten queridos. Y, al que no se siente querido, le resulta imposible querer. Jesucristo es el rostro humano de Dios. En Jesús ya podemos contemplar el verdadero rostro divino, en la medida en que los hombres somos capaces de contemplarlo. En contra de lo que ocurría en el Antiguo Testamento, ahora ya se puede ver el rostro de Dios. Y puede verse porque Dios ha asumido un rostro humano. Eso es lo más grandioso y original de Cristianismo: la irrupción de Dios en la vida del hombre. No es el hombre quien busca a Dios. Es Dios quien viene a nuestro encuentro. Agustín Filgueiras Pita nació en Pontedeume, La Coruña. Fue ordenado sacerdote en Santiago de Compostela en 1959. Ejerció su sacerdocio seis años en dos pueblos. Durante otros treinta y cuatro se dedicó a la enseñanza y atención espiritual en dos colegios. Actualmente, colabora en una parroquia de la ciudad de La Coruña.
Fragmento de una oración compuesta por Santo Tomás Moro, cuando estaba prisionero en La Torre, de donde sería llevado al martirio: "Dame, Señor, una manera de ser que ignore el aburrimiento, los lamentos y los suspiros. No permitas que me preocupe demasiado por esta cosa embarazosa que soy yo. Dame, Señor, la dosis de humor suficiente como para encontrar la felicidad en esta vida y ser provechoso a los demás. Que siempre haya en mis labios una canción, una poesía o una historia para distraerme. Amén". El sentido del humor es un gran don de Dios. Nunca lo agradeceremos bastante. Conviene pedirlo al Señor y no olvidarse de cultivarlo.