Álvaro de Laiglesia (San Sebastián, 1922 - Manchester, 1981), célebre escritor y humorista de la España de los años cincuenta y sesenta, ofrece en En el cielo no hay almejas un conjunto de relatos cortos en los que el autor muestra las infinitas posibilidades que tiene el humor. Por este libro desfilan todo tipo de personajes: montañas que dan a luz riachuelosm, viudas caritativas, parejas de recién casados que en si noche de bodas descubren que no están solos...Un conjunto de historias que entretienen y enseñan al mismo tiempo.
A los pocos días de nacer, SAID es separado de su madre: el divorcio de sus padres se había producido ya durante el embarazo, y estaba decidido que el niño viviría exclusivamente con su padre. Tan sólo una vez, a los 12 años, pudo ver a su madre durante una breve tarde. Décadas después, SAID ha cumplido 48 años y vive desde hace mucho en el exilio alemán. Para su sorpresa, recibe una llamada telefónica de su hermanastro de Teherán: su madre quiere volver a verle y, al no conseguir el visado para entrar en Alemania, le propone reunirse en Canadá en casa de su hermanastro. Tras prolijos trámites para conseguir pasaporte y visado, los dos extraños se encuentran en Toronto por vez primera. Pasan tres semanas juntos en un piso, tres semanas para saludarse, conocerse y volver a despedirse. En este libro personal, conscientemente subjetivo, SAID describe el encuentro con su madre, sus sentimientos ambivalentes, que van desde la nostalgia hasta la furia pasando por la pena, y su pérdida de la patria, que no es sustituida por su país de refugio, Alemania. Paisajes de una madre lejana es un libro conmovedor que pone de manifiesto qué heridas siguen abriendo hoy tales separaciones, provocadas tanto por el exilio como por antiguas costumbres sociales y religiosas.
Ladrones osados e imaginativos, millonarios que creen erróneamente poseerlo todo, toreros gorditos, ángeles con mucho oficio, chicas a las que les basta un ascensor para emigrar a otro mundo, monjas decididas a convertirse en reinas del licor… Una colección de personajes contemplados con ironía, ternura y, sobre todo, «humorcina», «esa droga sencilla y eficaz» que el mismo De Laiglesia creó, bautizó y patentó.