Atrapado en el sueño del tiempo, el narrador, que participa en unas excavaciones arqueológicas en el norte de Francia, recuerda la historia de un burdel argelino de su infancia, reconvertido primero por la revolución socialista y luego por la islámica. Del protagonista de este libro se pueden decir muchas cosas: lector y admirador del Cervantes más viajero, sensible amante de las mujeres, que lo envuelven desde la niñez como si formara parte de un decorado cambiante en el que el sexo es preponderante, y escritor lúcido que nos muestra en su diario el avance del islam en Argelia como una bestia sin nombre.Amin Zaoui tuvo que marcharse de Argelia acosado por el integrismo, que combate desde sus libros y la universidad. En esta novela, violenta y desesperada, el autor nos muestra todas las caras de un país atrapado por la cólera de un Dios en manos de los hombres.
En una morada sofocante, la de una familia de filiación dudosa, Amin Zaoui describe los estragos y la violencia de la sumisión ancestral de las mujeres a sus maridos y de los hijos a sus padres, donde el fuego de los deseos llama a la sangre y anuncia los desastres. Desde la perspectiva de un niño, que intenta despegarse de velos y costumbres que le atrapan en un mundo de mujeres, La sumisión relata la vida de una familia del Magreb. Rodeado de cinco hermanas como cinco demonios, su vida se desliza entre cuentos y novelas de autores árabes, el amor y la biografía de Dios y el Profeta comouna enseñanza perpetua, la savia de palmera fermentada que bebe su padre y el genio y las lágrimas de su madre.Noches negras y días de luz intensa, cegadora, en el noroeste de Argelia, donde nació Amin Zaoui, que tuvo que huir de su país por rebelarse contra unas costumbres familiares y sociales que quedarían al descubierto en sus libros.