En esta novela Andreas Maier abre un abanico más amplio de procedimientos, contenidos y efectos que en sus libros anteriores. A la distancia irónica del narrador se suma una voz menos neutra, que describe con emocion involuntaria la vida a la vez compleja y simple de alguien cuyo sufrimiento es en parte atribuible al narrador. La novela cuenta la relacion del protagonista con su familia, el trabajo, la comida, la bebida, el cine, la vida en general; mientras que en un movimiento simultaneo critica con ironia esos nucleos de la cultura alemana y, en algunos casos, occidental.
Estudiantes de la Universidad de Frankfurt, no parece ocuparlos disciplina alguna sino la pregunta de cómo distinguir la vida falsa de la verdadera. En el último tiempo, Kober se ha vuelto inquietamente parco, pero la excitacion de Julian, prodigo en sorpresas y provocaciones, mantiene en vilo a todo el grupo de amigos, al que se suma de modo inesperado un contingente de rusos y rusas. Asi, llegado desde la lejana Jabarovsk, comienza a circular el manifiesto de un tal Andrei Kirilov sobre el estado de la sociedad: "La humanidad funciona como una ulcera cancerosa y el desencadenante de su crecimiento es el anhelo de felicidad y bienestar". El manifiesto acentua las diferencias y provoca acaloradas discusiones. Poco despues, el grupo viaja hacia Wendland para sumarse a las manifestaciones anuales contra el transporte de residuos nucleares. Alli Julian se arriesga en forma definitiva y fracasa en una accion aislada, nocturna. Con Kirilov, Maier nos envuelve en el tejido de las relaciones y los discursos de un grupo de jovenes siempre en movimiento: tras una iluminacion, un objetivo en la vida, una pareja, el reconocimiento, un poco mas de alcohol y salchichas, o un lugar para pasar la noche. Con un humor corrosivo, Maier captura para su narracion el extraño y serio mundo de juventud, sin hacer la mas minima concesion al terreno de la broma.
En Klausen, una pequeña localidad del Tirol del Sur, nadie sabe qué ha pasado exactamente, quién o quiénes son los culpables, si se ha producido la detonación de un arma o si, quizá, aprovechando la confusion, son los inmigrantes paquistanies los que quieren perturbar la armonia de ese supuesto reducto de paz. Despues de vivir varios años fuera, sobre todo en Berlin, Josef Gasser vuelve a su pueblo natal. Como no tiene ni trabajo ni domicilio fijos, Gasser suscita la desconfianza de los habitantes de Klausen; a ello contribuye su amistad con Auer, vagabundo alcoholico, presunto escritor y dibujante de caricaturas, con quien suele reunirse para beber. Y es precisamente en un restaurante donde empieza todo, donde Gasser se ve arrastrado a una espiral de sucesos que van desde las polemicas mediciones del ruido producido por la autopista hasta un hipotetico intento de homicidio o, incluso, un atentado de un grupo terrorista-ecologista.