Ángel G. Gordo Molina es licenciado en Historia por la Universidad Gabriela Mistral (Chile) y doctor en Historia Medieval por la Universidad de Salamanca. Su área de interés es la historia medieval hispana y, especialmente, el estudio y práctica del poder regio y del poder de la comunidad en el reino de León entre los siglos XI aL XIII. Es académico del Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Chile y pertenece a la Sociedad Chilena de Estudios Medievales, Sociedad Española de Estudios Medievales y a la Asociación Española de Investigación de Historia de las Mujeres.
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Esta obra nos obliga a retroceder en el tiempo nueve siglos y a colocarnos ante situaciones totalmente extraordinarias, pero con repercusiones que nos resultan mucho más próximas de lo que podíamos imaginarnos en principio. Ofrece un relato vital que trasciende las circunstancias personales de la reina Urraca I (Leon, 1081- Saldaña, 1126) para analizar la fijacion y definicion de conceptos relevantes, en torno a los cuales todavia se desarrollan debates importantes para la cultura occidental. Su biografia resulta extraordinaria sobre todo desde el momento en que heredo el trono tras el fallecimiento de su padre, Alfonso VI, el año 1109; era una mujer joven, pero viuda (aunque casada posteriormente con Alfonso I el Batallador, el enlace fue anulado por los prelados reunidos en el Concilio de Palencia del año 1114) y con un hijo. Que una mujer heredara un reino resultaba una circunstancia excepcional para esa epoca. Pero este libro no solo contiene un relato vital muy interesante por la cantidad y variedad de los actores, apasionante tambien por los intereses que se dilucidaban; por debajo de todos esos acontecimientos, se puede advertir el desarrollo de estructuras de gran calado y duracion tanto de tipo civil como eclesiastico. Fue con habilidad diplomatica, sentido de la estrategia y con una inteligencia que parece superior a la de alguno de los poderosos lideres coetaneos con lo que Urraca logro algo que debio sorprender a muchos de sus contemporaneos: consolidarse en el trono, mantener la auctoritas que tantos querian negarle y transmitir el trono a su hijo Alfonso VII, despues de numerosos conflictos y avatares, con el Imperium que habia heredado de su padre. Al analisis de la consolidacion de este concepto, una tarea fundamental en el reinado de Urraca I, dedican los autores una parte fundamental de su esfuerzo.