En 2011, poco después de la muerte de Gadafi, Annick Cojean, reportera de Le Monde, viaja a Libia para investigar sobre el papel de las mujeres durante la revolución. De regreso de este viaje revelador, la periodista publica el articulo Una esclava sexual de Gadafi cuenta su calvario, la historia de Soraya, una joven de veintidos años. Cojean cuenta como, a los quince años, la chica fue elegida para ofrecer un ramo de flores al dictador, que respondio al regalo con una caricia en su cabello. Un gesto dirigido en realidad a sus guardias, que queria decir esta es la que quiero. Al dia siguiente ?escribe Cojean en su articulo? Salma, Mabruka y Faiza, tres mujeres en uniforme, consagradas al servicio del dictador, se presentan en la peluqueria de su madre. Gadafi quiere verte. La adolescente las sigue de buen grado. ¿Como sospechar algo? Era el heroe, el principe de Sirte. Y Gadafi la secuestraria para convertirla en su esclava sexual. La historia de Soraya es el detonante de Las cautivas, un libro donde se denuncian por primera vez los abusos sexuales del Guia, del supuesto defensor de los derechos de las mujeres en el mundo arabe, en un pais en el que la violacion es una mancha que contamina a todo el clan, tabu supremo. Y la autora nos conduce al corazon mismo de las tinieblas. La investigacion excepcional de Annick Cojean demuestra como el lider libio uso la violacion como arma de poder durante su reinado. Y como arma de guerra durante la revolucion de 2011 (Caroline Laurent-Simon, Elle).
Annick Cojean est grand reporter au Monde.Au fil de sa carrière, elle a croisé Simone Veil à plusieurs reprises. Au fil de leurs rencontres, une relation singulière s'est installée entre Simone Veil
Au printemps 1994, alors que se préparait la célébration du 50e anniversaire du Débarquement allié en Normandie, j''ai voulu essayer de rencontrer, au fil de mes reportages pour Le Monde, quelques veterans du fameux 6 juin 1944. Je ne savais pas encore ce que je ferais de ces entretiens, mais je voulais les voir, les entendre, leur exprimer aussi ma gratitude. C''est etrange pour une journaliste d''avouer un tel sentiment, mais mon histoire y etait pour beaucoup. Bien que Bretons d''origine, mes grands-parents, ma mere, ma tante, mes oncles avaient emigre a Caen. C''est la que le 6 juin 1944 les avait surpris, heureux, soulages, excites, puis effrayes par la violence de l''operation et le bombardement de la ville (et de leur maison), et bientot sur le chemin de l''exode.
Une adaptation en bande dessinée des nombreux témoignages de survivants des camps de la mort recueillis par Annick Cojean, grand reporter au journal Le Monde.
Marc Riboud (Photographer), Annick Cojean, Deke Dusinberre (Translator), Robert Delpire (Foreword by), Marc RiboudSurprises of every kind lie in wait for the photographer - they open the eyes and quicken the heartbeat of those with a passion for looking. Published to coincide with a major retrospective of Marc Riboud's work, this is the first work in English devoted to the entire career of this outstanding twentieth-century photojournalist. Riboud has created some of the iconic images of our time: workmen balanced like dancers on the powerful metal girders of the Eiffel Tower; a young Vietnam war protester facing down a rank of riflemen with a flower in her hand. Riboud took his first photographs at the age of 14 with his father's Vest Pocket Kodak. Eager to investigate the complexities of contemporary reality, Riboud worked for the legendary Magnum agency, alongside Henri Cartier-Bresson, Robert Capa, and Chim (David Seymour). Starting in 1955, he traveled all over the world, from Nepal to Alaska, Mexico to Algeria, his camera always at the ready. While many of his shots reveal the anguish of war, others capture the fleeting delights of a swim in a sun-dappled river or children learning to whistle in a Shanghai street. Here are Riboud's best images, presented by those who know him.
En 2011, poco después de la muerte de Gadafi, Annick Cojean, reportera de Le Monde, viaja a Libia para investigar sobre el papel de las mujeres durante la revolución. De regreso de este viaje revelador, la periodista publica el articulo Una esclava sexual de Gadafi cuenta su calvario, la historia de Soraya, una joven de veintidos años. Cojean cuenta como, a los quince años, la chica fue elegida para ofrecer un ramo de flores al dictador, que respondio al regalo con una caricia en su cabello. Un gesto dirigido en realidad a sus guardias, que queria decir esta es la que quiero. Al dia siguiente escribe Cojean en su articulo Salma, Mabruka y Faiza, tres mujeres en uniforme, consagradas al servicio del dictador, se presentan en la peluqueria de su madre. Gadafi quiere verte. La adolescente las sigue de buen grado. ¿Como sospechar algo? Era el heroe, el principe de Sirte. Y Gadafi la secuestraria para convertirla en su esclava sexual.La historia de Soraya es el detonante de Las cautivas, un libro donde se denuncian por primera vez los abusos sexuales del Guia, del supuesto defensor de los derechos de las mujeres en el mundo arabe, en un pais en el que la violacion es una mancha que contamina a todo el clan, tabu supremo. Y la autora nos conduce al corazon mismo de las tinieblas.