Desde hace un tiempo, la Historia ha comenzado a arrojar nuevos objetos en nuestro campo clínico cotidiano, que obligan a una práctica con otras complejidades, orientan en otras direcciones nuestras investigaciones clinicas y ordenan en otros registros nuestra reflexion analitica. La psicosis, la grupalidad y la prevencion cuestionan el entendimiento analitico y transforman la funcion analizante; los nuevos objetos van requiriendo nuevos sujetos. Los estudios sobre la implicacion del terapeuta en su labor operativa van recortando su posicion de copensante. La contratransferencia -en sus vicisitudes- es un eje central para guiar la observacion sobre nuestro campo de trabajo. A su vez, la intersubjetividad y la transubjetividad nos van dando otras caracteristicas del institucional inconsciente que tiñe nuestros comportamientos profesionales. Asi nuestra praxis analitica adquiere ineditas dimensiones, que mas que ser enceradas en un modelo necesitan ser seguidas en las lineas zigzagueantes que van dibujando al querer abarcar aquellos objetos.