Una tarde de comienzos de verano, junto a un cruce de caminos en el corazón de los Montes Ólcades, un joven celtíbero es testigo de un combate entre soldados cartagineses y guerreros oretanos. El celtíbero se ve impulsado a tomar partido, y esa decisión lo conducirá a conocer aspectos insospechados de su propio pasado y a jugar un papel protagonista en los trascendentales acontecimientos que están a punto de cambiar el destino de Ispania. La huella del legendario reino de Tartessos, el avance irresistible de Amílcar Barca por el valle del Betis y la resistencia desesperada de la ciudad íbera de Hélike, se entrelazan en un fascinante fresco histórico, que recrea aquel tiempo en que las serranías del interior de la Península Ibérica se convirtieron de pronto en el escenario decisivo de la lucha por el poder en el mundo antiguo.
Una tarde de comienzos de verano, junto a un cruce de caminos en el corazón de los montes ólcades, un joven celtíbero es testigo de un combate entre soldados cartagineses y guerreros oretanos. El celtibero se ve impulsado a tomar partido, y esa decision lo conducira a conocer aspectos insospechados de su propio pasado y a jugar un papel protagonista en los trascendentales acontecimientos que estan a punto de cambiar el destino de Ispania.La huella del legendario reino de Tartessos, el avance irresistible de Amilcar Barca por el valle del Betis y la resistencia desesperada de la ciudad ibera de Helike, se entrelazan en un fascinante fresco historico, que recrea aquel tiempo en que las serranias del interior de la peninsula iberica se convirtieron de pronto en el escenario decisivo de la lucha por el poder en el mundo antiguo.
Tras la muerte de Amílcar Barca, su yerno Asdrúbal se pone al frente de la administración cartaginesa en Hispania. Con el apoyo del joven Aníbal, logra importantes victorias diplomaticas y militares.
Su nombre parece condenado a las fútiles alusiones de modernas crónicas, desarraigadas e indiferentes. Su rostro apenas se adivina en las vitrinas de un museo. Una nebulosa de olvido envuelve hoy la figura de Anibal Barca en la otrora Hispania, como parte casi accidental de su postergada historia antigua. ¿Por que tal destino para el hombre que oso desafiar a Roma desde nuestra tierra?Desde que pusiera pie en Gadir acompañando a su padre, en 237 a. e. c., hasta su partida, al frente de su ejercito, en 218 a. e. c., transcurrieron casi dos decadas. Sin embargo, la atencion dedicada a este periodo en la vida de Anibal es insolitamente escasa. De todo este tiempo han debido quedar huellas, unas muchas enterradas y otras resistiendo inclemencias y desprecios. Si: en Cadiz, en Cartagena, en el Tajo o en Sagunto, entre otros lugares, resuenan aun los ecos de sus sueños y batallas, al menos en el oido de quienes quieren oirlos, impelidos a recorrer los pasos de quienes los precedieron y acaso como respuesta a un extraño anhelo de permanencia.Para documentar la trilogia de novelas historicas que dedica al genio barquida, el autor ha explorado durante años su rastro en lapeninsula iberica. Es este el relato ilustrado de un emocionante viaje cuyas conclusiones reivindican su dimension