Siglos atrás, un pastorcillo dibujaba sus ovejas sobre la arena y las piedras, su mayor deseo. Hoy todos lo conocemos como Giotto, alumno de Cimabue. Un relato entre historia y leyenda. Giotto llegó a ser tan famoso que trabajó para el Papa, príncipes y reyes. Pintó sus mejores frescos en Asís y en Padua donde, aún hoy, acuden desde todo el mundo a admirarlos.
El Destino de un hombre es como un gran tapiz, formado por muchos hilos. Nos sentamos junto a los Dioses a tejer, y cada hilo es un pedazo de nuestra historia. Nuestros padres. Nuestra tierra. Nuestros deseos y nuestros sueños. Todas las experiencias que vivimos. Hasta que un día, sobre este gran tapiz, aparece un proyecto único e irrepetible: nuestra vida.
De pequeño Moshe Segal miraba con ojos fascinados el barrio judío de Vitebsk donde vivía: los músicos judíos, los rabinos, las cabras y las gallinas, el abuelo que subía al tejado a mordisquear zanahorias. De mayor, convertido en Marc Chagall, con los ojos igual de fascinados, hizo revivir todos esos recuerdos en sus numerosos cuadros.
De niño sus hermanos lo
llamaban «Tonio». En el colegio
lo llamaban «Pique la
lune», pincha la luna, por
su nariz respingona y su
mirada siempre perdida entre
las nubes...
Él se definía «campe