El desprecio a la nada y la negativa a detenerse a someterla a un examen riguroso es una constante a lo largo de toda la historia de la filosofía. Se trata de una actitud coherente con el dogma realista que siempre nos ha dominado y con su consecuencia, la búsqueda del conocimiento como único objetivo del filosofar. El último siglo abunda en referencias a la irrealidad, también con el aire un tanto despectivo que suele dispensarse a lo impertinente o falto de todo valor. Ahora el irrealismo, el tema que da título a este libro, empieza a imponerse como el objetivo fundamental de la nueva filosofía, el que le permite recuperar el prestigio que el nihilismo mal entendido le había hecho perder.
Lo ausente es aquello en lo que se piensa, pero que no se percibe. Cuando Enrique Pajón aborda el tema del arte, su inquietud no está en lo que puede ser contemplado, sino en la aventura humana que permite imaginar y concebir aquello que no esta. Un proceso similar es el que le permite adentrarse en la intimidad de la filosofia. se trata d elo pensable, no de aquello que puede ser percibido o, incluso, conocido. este libro, y toda la obra filosofica de Enrique Pajon, invita a ir mas alla, a traer a la luz un mundo que todavia permanece inexplorado.
Desde muchas culturas distintas y en momentos diferentes de la historia de la literatura se ha repetido con frecuencia un mismo tipo de figura literaria: el personaje que carece del sentido de la vista y permite enfrentarse al mundo desde otras ópticas. Sea para mostrar al hombre que forja su valía venciendo obstáculos en apariencia insuperables o sea como imagen metafórica de la visión de lo que no es visible, los personajes ciegos son una constante de la literatura universal. A lo largo de estas páginas, encontramos detenidos análisis que nos hablan, tanto de sus variaciones, como del significado que ha convertido en populares y dignos de aparecer en las obras literarias más destacadas ese tipo de personajes que podrían ser llamados «los héroes de las tinieblas». Este libro, por tanto, nos permite entender los motivos que han llevado, desde el Mahabharata Hindú hasta la obra de Saramago, desde el adivino griego Tiresias hasta los ciegos valleinclanescos, a contar a través de esta clase de personajes las más variadas encarnaciones de la historia humana.
La república de la libertad no busca, como la República platónica, argumentos para convencer. Esta nueva república trata, más bien, de iluminar sendas que nos conduzcan hacia una nueva filosofía. Después de la verdad y del conocimiento como temas que han atraído la atención de casi todos los pensadores a lo largo de nuestra historia, este libro trata de explorar otros caminos, como el de la semejanza, que nos sirvan para comprender los problemas del arte, y sobre todo los problemas de la ética. Los motivos que han justificado la aparición de tantos sistemas filosóficos tradicionales están sobrepasados, y han convertido a la filosofía tradicional en anticuada. Hemos de volver, por tanto, a temas como el de la tragedia, insinuado tantas veces, para alcanzar una radicalidad humana que siempre ha quedado oscurecida por prejuicios o por falta de libertad a la hora de pensar. Con La república de la libertad, Enrique Pajón Mecloy aborda el salto a una filosofía distinta, y lo hace con esa virtud que siempre le caracteriza, la de ser claro aun en aquellos temas en los que siempre había dominado la oscuridad. Se trata de emprender una nueva aventura filosófica a plena luz y con la capacidad creadora de todos bien despierta. La audacia de este libro invita a la audacia de sus lectores.