A través de la correspondencia, los diarios y las memorias de más de cincuenta artistas de los siglos XIX y XX veremos expresada la angustia ante el lienzo en blanco, las dudas acerca de la calidad de la obra, el padecimiento causado por la incomprensión del público o de la crítica, la miseria económica o las dificultades que determinan la propia condición biológica y el paso del tiempo.
Un ensayo fundamental para entender la personalidad, la vida y la obra de los pintores españoles más importantes de la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX.
Aunque el culto al artista como un ser casi legendario se inició en el Renacimiento, fue en los inicios de la edad contemporánea cuando se definió y adquirió mayor relevancia el concepto de genio asociado de forma casi exclusiva a la creacion artistica. ¿Por que entre las mascaras funerarias, frecuentes en el XIX, abundan las que reproducen los rasgos de artistas?, ¿por que se conservan moldes de las manos de los mas grandes compositores?, ¿por que es tan dificil encontrar un pintor de este siglo cuyo rostro no conozcamos?, ¿por que dedicaron tanto tiempo a dejar constancia de si mismos y de otros artistas?El texto de Esperanza Guillen, partiendo de todas estas preguntas, nos habla acerca de la imagen que muchos de los artistas nos legaron sobre el modo en que imaginaban a los sujetos de su admiracion y analiza las razones teoricas de ese culto a la personalidad artistica basandose en los propios escritos redactados por pintores y escritores.
En este volumen se analiza brevemente la compleja cultura del siglo XVIII y primeros años del XIX. Se trata de una cultura que, en términos generales, recibe el nombre de Ilustración y que, en el terreno de la actividad artistica, tiene como uno de sus episodios mas destacados la interpretacion de los modelos formales de la antiguedad, fenomeno que conocemos como Neoclasicismo. La influencia que el empirismo o la estetica alemana ejercen en el arte de esta epoca constituye el principal objeto del presente estudio.
El naufragio, uno de los temas más frecuentes y populares de la pintura y la literatura de los siglos XVIII y XIX, ha sido, sin embargo, escasamente estudiado. En este texto se plantean, asociadas al comentario de numerosas obras pictóricas, algunas de las causas de esta atracción suscitada por el mar en el hombre romántico. Entre las tres principales líneas de interpretación que se esbozan se encuentra lo sublime dinámico kantiano referido al enfrentamiento del sujeto con una naturaleza violenta; una segunda vincula el mar con la oscuridad y el mal, retomando viejos argumentos bíblicos; y una tercera analiza las relaciones simbólicas entre la vida y el viaje marítimo, el éxito o el fracaso de quien se arriesga y el papel que juega el espectador. Este libro fascinante (que habla más de nuestro mundo actual de lo que parece a primera vista) demuestra que las imágenes de barcos debatiéndose entre las olas o destrozados en los acantilados no pueden ser entendidas si no es a través de la relación que se establece entre la reflexión teórica, la representación plástica y la creación literaria.