Cuentos sobre la condición humana sin tapujos, que retratan lo bueno, lo malo y lo peor de los personaje, que en más de uno se verá reflejado el espectador. Todos, con un punto en común, el alcohol. Las narraciones breves tienen un grado de dificultad diferente de las novelas; ninguna es mejor que otra, pero no se puede negar que los cuentos, los buenos, son mas atrayentes para un publico mas amplio, ya que en cuestion de minutos podemos disfrutar de historias completas y contundentes.
Ruvalcaba nos abre los oídos a la música de cámara a través de piezas, compositores e intérpretes en una rica colección de breves ensayos de prosa fluida, ligera, personal, contagiosa, gentil; escritos, en la mejor tradición del género ensayístico, con la voluptuosidad del hedonista que nos comunica sus gustos, sus obsesiones, sus recuerdos y, como no, su propio goce. El lector encontrará aquí lo mismo charlas musicales sobre la dinastía Haydn-Mozart-Beethoven-Schubert y otras predilecciones, que un divertimento narrativo que, con imaginativas acotaciones a la vida de célebres violinistas, acomete los más insolitos emparejamientos. El melómano autor deja trazada la autobiografía de toda una vida con la música desde el otro lado del atril.
"Hay tanta podredumbre en el hecho de ser hombre. También tanta pujanza, tanta voluntad, tantas ganas de vivir", escribe Eusebio Ruvalcaba en Una cerveza de nombre Derrota, libro en el que se condensa esa forma de belleza que surge de la tragedia humana, del desacuerdo esencial ante la serie de imposiciones falaces que es la existencia. Retratos, antiensayos, crónicas y otras provocaciones integran este libro cuya finalidad es llevarnos la contra, convencernos de que nuestras mínimas certidumbres nada son en el tumultuoso espejo de lo cotidiano, donde se refugian los extremos de la desolación y la decadencia. En ellos se respira un distanc iamiento con los paradigmas que marcan el diario transcurrir de hombres y mujeres, pero hay también un encomio a lo que otorga legitimación al acto heroico de vivir, así como una reconciliación con la esperanza. Testimonios de sí mismo, frutos que caen del ramaje terrenal de su autor, los textos que integran este libro son trémulos rehiletes que giran incesantes en los límites de la condición humana.