Hacia 1870 Buenos Aires era una ciudad que poco tenía que ver con la gran aldea de comienzos del siglo XIX. Abría surcos en sus suburbios, poblaba y construía sin apuro y sin pausa en zonas ya urbanizadas, sumaba de a poco voces nuevas, idiomas y costumbres diversas que bajaban de los barcos llegados de Europa. Sin embargo, ese crecimiento que entonces parecía vigoroso se vuelve una antesala del aluvión de las décadas siguientes. No es antojadizo decir que los rasgos de la ciudad que conocemos hoy se formaron entre 1870 y 1945, al calor de las grandes inmigraciones, del progreso tecnológico y de los vertiginosos cambios que tomaron por asalto, año tras año, a los porteños. Promediando el siglo, y también antes, Buenos Aires era la urbe más desarrollada de América Latina, una Babel voraz y despareja, siempre en vías de asentarse. Como una arqueóloga de la singularidad, Francis Korn reconstruye este devenir: el de las transformaciones en la ciudad, y también el de sus habitantes. Con pluma y espíritu de novelista y rigor científico, "Buenos Aires, mundos particulares" recata con más gozo que nostalgia la infancia de un niño en la década del diez, una inundación en la Boca, los secretos que guarda el censo nacional de 1895, la inauguración de la Avenida de Mayo o una feliz caminata de Carlos Pellegrini. Es, naturalmente, la historia de una modernización acelerada, pero con una mirada que se enciende ante los accidentes, los azares y las excepciones que hacen la vida cotidiana, esos hechos que refractan con inocencia y sin posibilidad de apelación al paso del tiempo.
Historia de la vida cotidiana de los habitantes de Buenos Aires a lo largo de 1928: qué podían oír, ver, leer, comentar, gozar, sufrir o hacer los porteños durante ese año, el último del gobierno de Marcelo T. de Alvear, que presidio el periodo mas estable y prospero de la historia argentina y en el que se eligio al siguiente gobierno, el segundo de Hipolito Yrigoyen.En Buenos Aires, 1928 empieza el 8 de enero con la muerte de Juan B. Justo, los treinta y siete grados de un verano bochornoso y el desgano general posterior a las Fiestas. El año seguira con la campaña para elegir al sucesor de Marcelo T. de Alvear en la presidencia de la Nacion (el "fogueo civico", dice la prensa, que encuentra por ejemplo a Jorge Luis Borges al frente de un "Comite Yrigoyenista de Intelectuales Jovenes") y con miles de porteños empujando sus sueños y cambiando la fisonomia de una ciudad que nunca volvera a ser la misma.En 1928 nacen El Mundo -un diario enteramente nuevo, que tendra a Roberto Arlt entre sus estrellas-, la revista popular La Cancion Moderna -creacion de un joven tycoon del negocio editorial y antesala de Radiolandia-, y el cafe Bonafide.Al mismo tiempo se consolida la decadencia del Teatro de la Opera y el ascenso del Colon, que a sus veinte años se deleita con la Pavlova, la Muzio y cuanta celebridad pueda traer.Buenos Aires bulle: peatones, tranvias, automoviles y carritos atados a un caballo se atropellan por una Corrientes todavia tan desesperadamente angosta que no hay policia de mangas blancas que logre ordenarla, y que toma, en promedio, 9 minutos y 43 segundos para ser recorrida en auto desde Roque Saenz Peña hasta Alem.A mas de cuarenta años de su pionero Buenos Aires: los huespedes del 20, Francis Korn reconstruye la vida cotidiana de la ciudad durante el ultimo año del gobierno que presidio el periodo mas estable y prospero de la historia argentina.