La gente siempre se pregunta si las novelas reflejan la vida del autor, o es todo imaginación desbordante. Fuera del género de las memorias, que de todos modos muchas veces han de tener su sal y pimienta para rellenar espacios aburridos u olvidados, las novelas se suponen ficcion, y por tanto fruto de la imaginacion.Claro que es mas facil, y mejor, escribir sobre eventos que reflejen de alguna manera experiencias reales, propias o ajenas. Pero los hechos se exageran, se fantasea, los personajes reales se yuxtaponen. Por ejemplo, en un libro de una gran novelista, cuya amistad me honra, sale un personaje que es mitad yo y ¡mitad gogo de discoteca! Esa otra mitad esta inspirada en otro personaje real, y desde luego no se corresponde conmigo. Pero en la novela es un personaje creible y tiene su importancia (aunque menos de la que me hubiera gustado a mi).Por tanto, quiero aclarar desde el principio que esta novela es mezcla de realidad y fantasia, o de experiencias ajenas. No se trata de unas memorias de un Abogado (quiza llegue a ello, aunque me faltan todavia unos años y seguramente serian aburridisimas sobre todo para los ajenos al mundo del Derecho). Yo, personalmente, no me siento identificado con ninguno de los personajes, ni nadie que yo conozca de forma directa esta personificado en uno de ellos. ¿O lo digo para despistar o evitar demandas por derecho al honor?En la obra se representan, dentro de la ficcion, los primeros años del siglo, que nos condujeran a una crisis economica, politica y moral, en aspectos que tienen que ver con la profesion de Abogado, ya sea en asuntos estrictamente legales o propios del funcionamiento de los negocios o de las organizaciones publicas. No quiero, desde luego, contribuir a ese pensamiento, que creo equivocado, de que todos los politicos son corruptos y todos los Abogados sinverguenzas. Ni en los peores tiempos. Pero los hay. Haberlos haylos. Y se trata de pasar un buen rato con ellos, porque es evidente que esos personajes son mucho mas distraidos que el politico honesto, el funcionario aplicado, el Abogado leal y el empresario que respeta las reglas del juego.La obra aborda asi esa parte de la realidad donde, precisamente, nos encontramos con el politico deshonesto, el funcionario improbo (que es distinto de aquel que hace un trabajo improbo), el Abogado sinverguenza y el empresario abusivo y fraudulento. No son pues precisamente rosas lo que encontramos en el jardin de las leyes, sino mas bien el lado oscuro de la aplicacion de las leyes, la politica y la economia.Sin embargo, siempre nos queda una esperanza, porque, al mismo tiempo que el egoismo o la avaricia son males comunes, faciles de criticar desde fuera pero en los que todos, o casi todos, podemos caer si nos vemos en la situacion correspondiente, la nocion de la Justicia esta presente igualmente en todos, o casi todos, nosotros, y en ocasiones triunfa, y brota una rosa en el jardin de las leyes. O al menos queremos creer que eso ocurre o puede ocurrir.La novela, como sucede en el mundo juridico, presenta distintas perspectivas. En el ambito legal, siempre hay al menos dos partes: demandante y demandado, querellante y querellado, comprador y vendedor; asi como una tercera vision, la del Juez, que se supone imparcial. En el libro, segun los distintos capitulos, nos podemos encontrar con tres narradores. A veces nos habla un joven Abogado, otras su exnovia, tambien jurista, y, finalmente, tenemos al Cliente. El Cliente es, sin duda, un personaje fundamental para el Abogado: sin Cliente no hay Abogados, y las posibilidades de elegir al Cliente son limitadas.
Ver más