Fustel de Coulanges, uno de los grandes sociólogos, a la par que singular historiador, tiene en La ciudad antigua su obra más conocida. Esta obra, que parece más bien literaria por la singular calidad con que fue escrita, constituye una fuente amena, a la vez que erudita, para conocer los sistemas sociales de los pueblos antiguos, tanto de Roma como de Grecia; y de paso, tener una noción cabal de los problemas sociológicos derivados de la religión y del derecho. De Coulanges alcanza en el campo de los juristas una relevancia singular debido a la agudeza de sus observaciones, a la profundidad con que analiza los antecedentes de la legislación, por la concatenación que encuentra entre los hechos y las creencias. La lectura de esta obra es de enorme actualidad porque la profundidad con que caló en el mundo antiguo le permitió a su autor sentar principios válidos para varias épocas. La ciudad antigua es uno de los libros más bellos, está impregnado de pasión y sentimiento, de emoción, que hacen que la lectura se deslice placenteramente
Fustel de Coulanges, el gran historiador francés del pasado siglo, nos brinda una obra de positivo interés, de las que sólo pueden producirse mediante una sólida inteligencia y en un clima de quietud que ayuda a la investigación y al análisis de las causas que han generado el nacimiento de las primeras ciudades del mundo grecorromano. La ciudad antigua brinda al lector datos y ejemplos apasionantes sobre el origen y desarrollo del mundo antiguo y sus instituciones, sus costumbres y leyes, que todavía se mantienen en vigor, anotando las diferencias con nuestra sociedad moderna.
Esta obra se propone demostrar aquí los principios por los cuales fueron gobernadas las sociedades griega y romana respectivamente. La obra se centra sobre todo en destacar las diferencias radicales y esenciales que distinguen aquellos pueblos antiguos de las sociedades modernas.