Gabriel Mª Otalora (1957) es un laico de la diócesis de Bilbao, casado y padre de tres hijas. Licenciado en Derecho, Máster en Gestión del Conocimiento, Capital Intelectual y Recursos Humanos con estudios posgrado de Antropología Social. Asiduo colaborador en prensa escrita, en Fe adulta, Redes cristianas y en su blog Punto de Encuentro de Religión Digital. En 2010 obtuvo el Premio Periodismo Solidario de Manos Unidas. Actualmente imparte conferencias sobre temas éticos y cristianos y es autor en SAN PABLO de varios libros, entre los que destaca «La revolución pendiente» (2018).
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Gabriel Mª Otalora repasa las claves teológicas de la crucifixión de Jesús y sus distintas interpretaciones para ofrecer a los lectores pistas espirituales con las que iluminar nuestras vidas y recobrar la esperanza siguiendo las huellas dejadas por Jesus. Sus reflexiones ponen la mirada en la cruz, pero no se quedan en el dolor o el sufrimiento, sino que tienen siempre como horizonte el amor, la Buena Noticia, la resurreccion, la vida. Porque "la cruz no es el fundamento ni el final del camino cristiano, solo es la parte insoslayable en el recorrido de la vida a causa de nuestra limitacion humana. Pero tiene su reverso de luz".
En plena crisis de valores, Gabriel María Otalora busca personas cuya vida suponga una guia y referente para cubrir necesidades éticas. El autor bucea en la vida de diversos personajes desde la época grecolatina y rescata aquellos que muestran otros horizontes mas alla de esta crisis de valores.
El dolor forma parte de la sustancia misma del ser humano, de cualquier época y lugar donde le haya tocado vivir. Existen libros muy completos sobre este tema; pero quizás escaseen los que, como éste, animen a quien sufre hacia la acción para librarse del sufrimiento haciendo bueno el dicho de que "Si quiero, puedo".
Es necesario diferenciar la felicidad de la alegría. Todos los felices están alegres, pero no todos los alegres son felices. Es importante esta diferencia porque la alegría puede surgir incluso en situaciones de infelicidad. Es un gozo que nace del interior y que se manifiesta en un indisimulado estado de bienestar y de paz que se refleja en todo nuestro cuerpo, y la fuerza que la hace duradera es el amor verdadero. El sentido del humor tiene mucho que ver con la verdadera alegría, es su manifestación, y está muy bien emparentado con la madurez y la profundidad de la vida. En el fondo de una persona con sentido del humor anida un corazón con mucha inteligencia emocional. Lo captó muy bien el escritor Amos Oz: "Nunca he visto un fanático con sentido del humor, ni a nadie con sentido del humor que sea un fanático".