Si es verdad que la vida del hombre está hecha de la misma materia que sus sueños, no debe serlo menos que la memoria de los pueblos se forja con la sustancia de los designios que una vez los movieron. Al cabo de los años, sueños y designios, cumplidos o frustrados, siempre acabaran por resultar etereos, como sucede con todo lo preterito, pero su recuerdo perdurara mientras dure no ya la concreta forma de existencia que les dio origen, sino los simples sentimientos humanos y sociales que puedan admirarlos o denigrarlos, pero todavia comprenderlos. Pues aparte del conocimiento intelectual que cronicas y memorias seguiran proporcionando sobre sus tiempos, perdurara tambien el puro espiritu de aventura que empujo a tantos hombres a galopar, sobre los siete mares y al encuentro de innumerables muertes, como si en sus manos llevasen las riendas de la Fortuna.De ellos y ellas los hombres y sus muertes, o lo que es lo mismo, sus vidas- trata esta antologia de la materia portuguesa. Los sesenta y seis relatos que la forman no han sido seleccionados por la trascendencia del asunto que relatan, sino por las peripecias particulares de las que dan cuenta. En su seleccion se ha primado por tanto la amenidad de los episodios en funcion de su originalidad o curiosidad, de su claridad informativa y de su calidad retorica, es decir de su intensidad y belleza expresivas. Las fuentes de las que los textos proceden, van desde las cronicas de reyes y conquistadores a las memorias medicas o personales de oscuros personajes, e incluso hasta los pliegos de cordel. Todas son obras, por tanto, con pretensiones de veracidad, lo cual no quiere decir que su contenido sea siempre mecanicamente verdadero, como podra apreciar el lector en los relatos de sueños, monstruos o hechicerias: la mitografia era un modo de comprender los hechos y comunicarlos- mas eficaz que su aclaracion cientifica, al menos en la epoca que abarca esta antologia. Una epoca de tres siglos, desde la conquista de Ceuta hasta los tratados de Utrecht, o lo que es lo mismo, del impulsivo comienzo de la expansion europea por ultramar al meditado reparto del mundo moderno, en funcion de la fuerza belica, economica y tecnica de las naciones occidentales.
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