Gerhard Heller (1909-1982), nació en Potsdam en el seno de una familia francófila a causa de su origen hugonote; estudió filología y literatura en diferentes universidades alemanas y francesas, trabajando luego en programas culturales radiofónicos de carácter oficial y como intérprete para la administración. En los años treinta estuvo relacionado con miembros del partido nazi dedicados a cuestiones culturales Karl Epting y Otto Abetz. En 1940, como Sonderführer adscrito a los servicios de la Propaganda-Staffel de la capital francesa, ejerció como oficial responsable de la censura literaria y editorial. En 1980 recibió el reconocimiento de la Academie française por su difusión de la lengua francesa.
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En un complicado juego entre el ejército y el partido, entre militares y civiles, no exento de roces y percances, Gerhard Heller narra en su diario cómo se integró rápidamente en la vida cultural de la capital parisina. Entre sus recuerdos destacan las relaciones que mantuvo con editores como Gaston Gallimard, Bernard Grasset o Robert Denoel; con personajes singulares del mundo cultural como la millonaria Florence Gould, y con artistas como Picasso o Braque.Pero por encima de todo Heller estuvo en contacto con una serie de escritores tan distintos como Pierre Drieu La Rochelle,Jean Paulhan, Marcel Jouhandeau, François Mauriac, Jacques Chardonne, Paul Leautaud, Jean Cocteau, Abel Bonnard, Louis-Ferdinand Celine, Robert Brasillach, Paul Morand, Pierre Benoit, Ramon Fernandez, Alfred Fabre-Luce,Bernard Groethuysen, Andre Fraigneau o Jean Giraudoux, e incluso con los militares alemanes mas o menos criticos con el nazismo y sobre todo con Hitler, como su muy admirado amigo Ernst Junger.
En un complicado juego entre el ejército y el partido, entre militares y civiles, no exento de roces y percances, Gerhard Heller narra en su diario cómo se integró rápidamente en la vida cultural de la capital parisina. Entre sus recuerdos destacan las relaciones que mantuvo con editores como Gaston Gallimard, Bernard Grasset o Robert Denoel; con personajes singulares del mundo cultural como la millonaria Florence Gould, y con artistas como Picasso o Braque. Pero por encima de todo Heller estuvo en contacto con una serie de escritores tan distintos como Pierre Drieu La Rochelle, Jean Paulhan, Marcel Jouhandeau, François Mauriac, Jacques Chardonne, Paul Leautaud, Jean Cocteau, Abel Bonnard, Louis-Ferdinand Celine, Robert Brasillach, Paul Morand, Pierre Benoit, Ramon Fernandez, Alfred Fabre-Luce, Bernard Groethuysen, Andre Fraigneau o Jean Giraudoux, e incluso con los militares alemanes mas o menos criticos con el nazismo y sobre todo con Hitler, como su muy admirado amigo Ernst Junger.