Gustavo Bolívar Moreno nació el 22 de julio de 1966 en Girardot, en el departamento de Cundinamarca.En 1997 escribió su primer libro El candidato, y más tarde El cacique y la reina,. También ha escrito para diversas novelas en televisión, pero sería en Agosto de 2005 cuando vio la luz con la novela que le abriría las puertas de la consagración en el mundo entero: Sin tetas no hay paraíso .
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La continuación de Sin tetas no hay paraíso, una de las series con más éxito en EspañaMillones de persones creyeron que la muerte de Catalina en Sin tetas no hay paraíso pondría fin a aquella tragedi
Los suicidas del Monte Venir es la historia de un monte inmensamente alto y escarpado con una casa llena de misterios al borde del precipicio donde viven cuatro bellas y misteriosas hermanas que son las únicas sobrevivientes de una estirpe que a lo largo de los siglos vio inmolarse a todos sus miembros. El monte se volvió famoso entre los suicidas del mundo entero por ser el único que garantizaba a los desdichados la muerte absoluta. La historia gira en torno a una hermosa joven que es admitida en un hospital psiquiátrico y declara que puede ver y hablar con los muertos.Habla de una montaña a la que acuden suicidas de todo el mundo para pasar su última noche en la casa Miramar, habitada por cuatro enigmáticas hermanas, las Vargas, últimas sobrevivientes de una familia de suicidas.
Sin tetas no hay paraíso es la dramática historia sobre el daño moral y cultural que han hecho los narcotraficantes a toda una generación de niñas y jóvenes que no ven otra salida que la inmersión en un mundo que, tarde o temprano, les termina cobrando un precio demasiado alto. A sus catorce años, Catalina asocio la prosperidad de las niñas de su barrio con el tamaño de sus tetas. De modo que quienes las tenian pequeñas, como ella, debian resignarse a vivir en la pobreza. Por eso se propuso, como unica meta en su vida, conseguir -a cualquier precio- el dinero para implantarse un par de tetas de silicona, capaces de no caber en las manos abiertas de hombre alguno. Pero nunca penso que, contrario a lo que ella creia, sus soñadas protesis no se iban a convertir en el cielo de su felicidad sino en su tragedia personal y su infierno.
A sus catorce años, Catalina asoció la prosperidad de las niñas de su barrio con el tamaño de sus tetas. De modo que quienes las tenían pequeñas, como ella, debían resignarse a vivir en la pobreza. Por eso se propuso, como única meta en su vida, conseguir -a cualquier precio- el dinero para implantarse un par de tetas de silicona, capaces de no caber en las manos abiertas de hombre alguno. Pero nunca pensó que, contrario a lo que ella creía, sus soñadas prótesis no se iban a convertir en el cielo de su felicidad sino en su tragedia personal y su infierno. Sin tetas no hay paraíso es la dramática historia sobre el daño moral y cultural que han hecho los narcotraficantes a toda una generación de niñas y jóvenes que no ven otra salida que la inmersión en un mundo que, tarde o temprano, les termina cobrando un precio demasiado alto.