¿Ha de buscarse la causa de este mundo detestable en los presuntos enemigos de los derechos, los cuales, además, son difíciles de identificar, y, por tanto, en un dato externo a los derechos, o sea, en su actuacion defectuosa cuyo remedio habria de procurarse por la promocion de esos mismos derechos? ¿O la causa es otra, intrinseca a la propia concepcion de los derechos, en un mundo como el actual que se revela cada vez mas injusto y violento, y siempre mas pequeño, en el sentido de una totalidad en la que cualquier parte esta en relacion de interdependencia con todas las demas? Nuestro mundo es sostenido por poderosas fuerzas centripetas. Pero, paradojicamente, la reivindicacion de los derechos, en lugar de promover la diversidad y la diversificacion, corre el peligro de impeler la uniformidad y la homologacion.Por eso, escribe Gustavo Zagrebelsky, en epoca reciente, por detras o junto a la ideologia victoriosa de los derechos humanos, se ha abierto paso la exigencia de revalorizar los deberes, no ya desde la perspectiva de la sujecion a un orden impuesto, sino desde el punto de vista de la pertenencia a un mundo que se rige gracias a fragiles equilibrios y encajes, amenazado por la catastrofe. No se puede hablar de deberes si olvidamos que fueron concebidos, al principio, como obediencia a los dioses y, despues, a los soberanos, y que les sucedio la edad de los derechos como emancipacion de esas opresiones. Hoy vuelve a ser el momento de los deberes, pero hacia nuestros semejantes. Atañen a todos y hacia todos, en los mismos terminos. De modo que, cuando hablamos de deberes sin Dios y sin soberano, abogamos por nuestra propia causa.El libro se lee facilmente y esta muy bien escrito, demostrando una cultura filosofica y juridica impresionante. (Blog de Antonio Baylos, Director del Centro Europeo y Latinoamericano para el Dialogo Social de la Universidad de Castilla-La Mancha)
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