Sudeste es la primera novela de Haroldo Conti. En ella el paisaje -el Delta, el río Paraná- es un personaje más, especie de dios arbitrario que rige la vida de la gente que lo puebla. Pescadores, recolectores de juncos, gente solitaria, taciturna, animada por una cierta fatalidad. Como el viejo y el Boga, que deambulan río arriba en su pequeño bote, lejanos y constantes. Saben que su destino está atado al río y no se rebelan cuando éste destruye sus chozas y sus embarcaciones y hasta a ellos mismos... Con un estilo seco, limpio, casi cinematográfico, Conti narra una historia a primera vista leve, pero cargada de resonancias y sentidos. La íntima fusión entre ambiente y personajes, entre lenguaje y sentimientos, han hecho de Sudeste la novela más celebrada del autor y una de las más bellas de la narrativa argentina contemporánea.
La edición de los Cuentos completos de Haroldo Conti en España era una asignatura pendiente de la producción editorial en nuestro país. Incorporando un emotivo relato de sus últimas horas que firma el Nobel colombiano Gabriel García Márquez, amigo personal de Conti, como también lo fueran Juan Gelman o Mario Benedetti, la colección de Narrativa Bartleby se enorgullece de traer por vez primeras a manos de sus lectores este descarnado relato de las vidas que poblaban la Pampa argentina. En palabras de Miguel Briante recogidas en la edición argentina de estos cuentos "Conti narró más que nada la pampa gringa, no la de los gringos que triunfaron, fundaron estancias, pueblos, generaciones, sino la de aquellos gringos que no llegaron a ser los dueños de la tierra, la de los marginados dos veces en la geografía y eternamente en el tiempo".
Haroldo Conti no nació en el Delta pero habló de él como sólo se puede hablar del paisaje de la infancia: rehaciéndolo como espacio mítico. En 1949, alquiló una cabaña de fin de semana en el arroyo Gambados y empezó a recorrer en bote los ríos: preguntaba "el por qué esto y el por qué lo otro de los isleros y de las islas"; se hizo socio de un club de remo; en el 54 compró la cabaña y, en un remate de la Marina, un bote que reparó en un astillero del Tigre. En 1962, además de Sudeste, se publicaron Sobre héroes y tumbas (Sábato), Bomarzo (Mujica Láinez), Historias de cronopios y de famas (Córtázar), La alfombra roja (Marta Lynch), y al año siguiente Rayuela inauguró el boom latinoamericano. Casi todas las obras de esa lista parecen haber ganado en valor histórico y menguado en el literario, salvo Sudeste. Desde el margen que Conti eligió representar: un escenario marginal en la narrativa argentina. Ni pampa, ni selva ni ciudad. El Delta olvidado y en parte aún virgen, a una hora de la metrópoli más moderna de América Latina. Sudeste es una novela de aprendizaje o de iniciación, existencialista, alegorizante, objetivista, documental, lírica, de aventuras, de utopía, de paisaje, de vagabundeo… Una obra maestra, de lectura inagotable. ANA BASUALDO