El sistema de atención al parto vive un momento de gran debate, tanto entre usuarias como entre profesionales. Muchas de las intervenciones rutinarias en el paritorio han demostrado ser perjudiciales, mientras que las que están indicadas para resolver casos de riesgo tienen el efecto de incrementarlo cuando se aplican indiscriminadamente a mujeres que no las necesitan. La ciencia ha demostrado que la seguridad del parto normal no depende del uso de tecnologías sofisticadas que someten a la mujer, inhiben el parto y sustituyen su fisiología, sino del respeto de las condiciones que favorecen su progreso espontáneo: intimidad, libertad de movimientos y de expresión, seguridad emocional… y, sobre todo, respeto.La crudeza de las rutinas hospitalarias, su innecesariedad en la mayoría de los casos, y el hecho de que a menudo se imponen de forma expeditiva hacen de la atención medicalizada al parto un inadvertido ámbito de represión y violencia contra la mujer y el bebé, impropio de una sociedad moderna.
El sistema de atención al parto vive un momento de gran debate, tanto entre usuarias como entre profesionales.La ciencia ha demostrado que la seguridad del parto normal no depende del uso de tecnologías sofisticadas que someten a la mujer, inhiben el parto y sustituyen su fisiología, sino del respeto de las condiciones que favorecen su progreso espontáneo: intimidad, libertad de movimientos y de expresión, seguridad emocional… y, sobre todo, respeto.La revolución del nacimiento expone el modelo de otros países más avanzados que han implementado las recomendaciones de la OMS en esta materia. Es un proceso colectivo que para las mujeres y sus parejas significa despojarse de la ingenuidad, y ejercer el derecho y la responsabilidad de dar a luz en cuerpo y alma..
La ciencia está demostrando con una evidencia abrumadora que favorecer el proceso espontáneo del parto y el posparto supone una inversión a largo plazo en salud física, emocional, mental y social de las madres y sus criaturas. Los estudios demuestran que cada intervencion no necesaria conduce a nuevas intervenciones, que estas incrementan el riesgo para la salud de madre y bebe y que pueden generar secuelas fisicas y emocionales a largo plazo, condicionar el exito de la lactancia materna y debilitar el vinculo afectivo entre ellos.La crudeza de las rutinas hospitalarias, su innecesariedad en la mayoria de los casos, la arbitrariedad con la que se decide aplicarlas y el hecho de que a menudo se imponen de forma expeditiva hacen de la atencion medicalizada al parto un ambito de represion y violencia contra la mujer y el bebe normalizada y asumida.Pero no nos engañemos: la evidencia cientifica produce pocos cambios alli donde la mentalidad no cambia. Por ello, el primer paso es la toma de conciencia de todas las partes implicadas sobre la importancia y la trascendencia de lo que sucede en esa etapa crucial de la vida.