La escuela del Italiano es una novela realista, cuyo ritmo sostiene un equilibrio, a lo largo de toda la lectura, que la hace elegante y sobria. Mantiene en capítulos cortos dos historias paralelas que van creciendo en intensidad, de tal forma que en su transcurso el lector empieza a comprender por que una portera, llamada Aura, va escribiendo en un diario lo que ocurre en la escalera de aquella casa señorial de un Valladolid entre 1951 y 1953, es decir, cuarenta y tres años antes de que el protagonista, Rafael Cruz, conozca una noticia sobre su vida que le ayudara a comprender su pasado. Con el leitmotiv de un cuadro titulado La oscuridad, Cellino ha escrito una historia de personajes interesantes, dibujados con mano maestra, que quedaran en el recuerdo del lector.
"Julio Colinas, antiguo comisario de policía de Nalón, convertido en un detective privado que reside en Madrid, asiste a una conferencia en los salones de la Federación de Empresarios Madril
Círculos de tiza cuenta la historia de un niño andaluz, Julio Colinas, que llega a las cuencas mineras asturianas en los años cincuenta con siete años -es testigo atónito de un accidente de mina que mata a su padre, militante del Partido Comunista-. Cincuenta años después, y como jefe de la Policía del Nalón, vuelve a enfrentarse a la muerte. Debe resolver lo que parece un asesinato «por intereses». En el camino se encuentra a sus antiguos amigos, que, como él, ocupan cargos de relevancia: uno de ellos es alcalde y otro, jefe de la oposición. Todos vuelven, en cierto modo, a la infancia para retomar uno de sus juegos preferidos: «policías y ladrones».
La escuela del Italiano es una novela realista, cuyo ritmo sostiene un equilibrio, a lo largo de toda la lectura, que la hace elegante y sobria.
Mantiene en capítulos cortos dos historias paralela