Quelques lignes, quelques traits saillants, quelques aventures, et les voilà qui nous sautent aux yeux : Don Quichotte le rêveur, Jacques le fataliste, Rastignac l'ambitieux... Qu'ils nous fassent rire, peur ou rêver, on en oublierait parfois que les personnages de roman ne sont pas faits de chair et de sang. Des êtres de papier ? des pantins aux mains des romanciers ? des miroirs de l'homme et de sa société ? Ils nous entraînent au cœur de l'univers romanesque, de ses charmes - et de ses illusions... Acceptez l'invitation, vous ne serez pas déçu ! L'accompagnement critique retrace l'histoire du personnage depuis Cervantès jusqu'à Danièle Sallenave. L'auteur s'attache à souligner les liens entre la conception de la figure humaine (du sujet cartésien au moi éclaté de la psychanalyse) et celle du genre romanesque (du roman héroïque au Nouveau Roman en passant par le réalisme). De nombreux extraits de textes critiques viennent enrichir le propos et invitent à une approche structurale du roman. Anthologie (110 textes) recommandée pour la classe de première.
En esta obra han participado treinta y cinco especialistas europeos de quince países. Este primer volumen es un largo recorrido desde los primeros pasos del hombre, por un espacio aún inacabado, hasta el siglo de las Luces, en que se expande una civilización dominante.Durante la Prehistoria, las nociones de fronteras y de áreas culturales son obviamente inadecuadas: las ciudades o imperios mediterráneos de la Antigüedad abarcan tan sólo una escasa parte del continente, pero es posible vislumbrar las etapas de un poblamiento diversificado e incluso pueden medirse con bastante precisión. Dicha constatación de las diferencias induce a reflexionar acerca de la elasticidad y las capacidades de adaptación de una demografía europea y a subrayar el carácter unificador de los valores definidos desde la alta Edad Media por una cultura cristiana, que rechaza ciertas prácticas como la poligamia, el aborto, el infanticidio y que ensalza el matrimonio. Del siglo XVI al XVIII Europa conoce una relativa estabilidad con la aparición del matrimonio tardío de las mujeres, lo que permite reducir la natalidad dentro de un contexto de alta mortalidad y lograr un equilibrio aproximativo entre recursos y población.
En esta obra han participado treinta y cinco especialistas europeos de quince países. El primer volumen es un largo recorrido desde los primeros pasos del hombre, por un espacio aún inacabado, hasta el siglo de las Luces. El segundo evoca la transición demográfica de los siglos XVIII y XIX y este tercer volumen trata de nuestro mundo contemporáneo y de las novedades radicales que presenta.En 1900, dominadora, rebosante de hombres y de vitalidad, Europa lo espera todo del nuevo siglo. El hombre europeo está por doquier, allende los mares, en tierras que ha conquistado y poblado, en sociedades que domina con autoridad. El porvenir es radiante incluso si muchos, demasiado pobres, tiene que expatriarse, lo que no impide que la población del continente siga creciendo: jamás Europa había acogido una proporción tan grande de la humanidad. Pero tal soberbia choca con la realidad de las guerras, las matanzas y las revoluciones. De manera paralela, los avances técnicos y los progresos médicos prosiguen. Muertes dadas por un lado, vidas salvadas por el otro: tiempos inciertos.
En esta obra han participado treinta cinco especialistas europeos de quince países. El primer volumen es un largo recorrido desde los primeros pasos del hombre hasta el siglo de las Luces, en que se expande una civilización dominante. Este segundo volumen evoca la transición demográfica de los siglos XVIII y XIX y el tercero trata de nuestro mundo contemporáneo y de las novedades radicales que presenta.De 1750 a 1914 la población del Viejo Continente se multiplicó por tres: en vísperas de la Primera Guerra Mundial, un hombre de cada cuatro era europeo. Inicialmente se habló de transición demográfica como si se tratase el paso de un estado estable a otro, pero la amplitud del acontecimiento y su carácter desestabilizador invitan a retener el concepto de revolución demográfica propuesto en 1934 por Adolphe Landry.